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‘Apadrina un científico’: la última campaña de la ciencia española contra los recortes en I+D

 

El duro impacto de la crisis económica sobre la investigación científica en España está provocando insólitas reacciones de desesperación y protesta ante los recortes impuestos por el Gobierno. El último ejemplo de esta preocupante tendencia es la campaña satírica ‘Apadrina un científico’, impulsada a través de internet por la asociación Ciencia con Futuro.

Para explicar las causas que han motivado la campaña, sus impulsores señalan que «la ciencia española está en franca decadencia en los últimos años» y que «los logros conseguidos durante un tiempo están empezando a perderse».

Por ello, advierten que «la situación económica de los científicos es extremadamente precaria», debido a «las políticas científicas de los gobiernos», reflejadas en «los EREs, las reducciones de salario, falta de becas, eliminación de programas de contratación, y en general, la falta de financiación de proyectos y contratos».

Esta situación, según Ciencia al Futuro, ha obligado a muchos investigadores españoles «a exiliarse, en mejores o peores condiciones, o a dejar definitivamente la ciencia».

Por todo ello, la organización ha decidido impulsar ‘Apadrina a un Científico’. «Si se pueden apadrinar niños en el Tercer Mundo o animales, ¿por qué no apadrinar a un científico?… Imagine lo que le puede resolver un científico dedicado exclusivamente a usted. Y todo por el módico precio de un apadrinamiento. Ahora puede tenercientíficos low-cost a su servicio. Aproveche la ocasión», concluye la sardónica presentación de esta campaña de protesta.

En clave de humor

El portavoz del colectivo, Javier Sánchez, ha subrayado que se trata de promover una «sátira» mediante la cual se pretende asumir un camino «inexplorado y más atractivo» por parte de los científicos a la hora de llegar «algo más lejos» en lo tocante a transmitir sus reivindicaciones a la sociedad.

Así, los investigadores quieren «llamar la atención sobre la situación de precariedad», para lo cual se ha instaurado una web donde, en clave de humor, se pone en contacto a investigadores que tienen necesidad de financiación y a padrinos que pueden sufragar esas investigaciones a cambio de tareas domésticas.

Dejando claro el tono irónico de la iniciativa -en la misma se publicitan ya servicios como ‘supernanny’, ‘cuidador de mascotas’, ‘limpiacristales’ o ‘cocinero’-, Sánchez ha explicado que «en ningún momento queremos poner en contacto a científicos para esta finalidad», mientras que tampoco se pretende activar patrocinios o mecenazgos concretos.

El objetivo, por contra, es «poner de manifiesto lo importante que puede ser investigar o las graves consecuencias que puede tener la falta de recursos para concluir importantes proyectos de investigación, pero, sobre todo, la lamentable situación que atraviesan muchos investigadores, que en muchos casos perdemos nuestros puestos de trabajo».

«Todo esto es culpa de la extremadamente penosa situación a la que nos están llevando las políticas científicas actuales, y que desde nuestro colectivo denunciamos una vez más», ha recalcado, señalando que, tras contactos con plataformas de similares características y colectivos relacionados con la ciencia y la divulgación, se buscará ser ‘trending topic’ en Twitter -con el ‘hashtag’ #Apadriname-, así como la difusión «masiva» vía Facebook.

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10 mujeres que lideran la ciencia en América Latina – BBC Mundo

Son decenas y están por toda América Latina. Tienen en común su amor por la ciencia y una curiosidad del tamaño del Universo. Se trata de científicas que llevan a cabo investigaciones clave en diferentes campos, no sólo en la región sino en el exterior.

Algunas son veteranas, con carreras que llevan décadas; otras empezaron hace unos diez años. Han ganado premios, enseñan en las universidades y han escrito artículos en las publicaciones más importantes del ámbito científico internacional.

BBC Mundo habló con un grupo de científicas latinoamericanas, cuya labor ha sido resaltada por organizaciones como la Red Inter-Americana de Academias de Ciencias (IANAS, por sus siglas en inglés), la Unesco, la ONU y las autoridades de sus propios países. Les hicimos cuatro preguntas, dos científicas y las otras no tanto. Así nos respondieron.

Este trabajo forma parte de la temporada «100 Mujeres: la mitad del mundo habla», en la que BBC explora los aportes y los retos de las mujeres en el mundo hoy.

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Raquel Chan

Bióloga argentina, directora del Centro Científico Tecnológico del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de la provincia Santa Fe.

Aporte: lideró el equipo de científicos que creó una semilla más resistente a la sequía. El gen HAHB-4.2, obtenido del girasol, también hace a los cultivos más tolerantes a la salinidad del suelo.

Lo que han dicho de su trabajo: en 2012 el gobierno argentino dijo que el descubrimiento «podría duplicar la productividad de la soja, el trigo y el maíz». El hallazgo fue patentado en los principales países que compran y venden soja (Argentina, Brasil, China, Estados Unidos e India).

Sobre su carrera: «Demanda mucho trabajo y mucha pasión desde que uno elige hacer ciencia (…) Al hacer un doctorado, uno empieza a conocer lo que es la metodología científica, lo que es lidiar con las dificultades que muchas veces tenemos en nuestros países para llevar adelante los experimentos y las ideas que se nos ocurren».

Sobre sí misma: «(Me defino) como una persona muy dedicada y que le gusta lo que hace».

Lo mejor que le ha pasado profesionalmente: «Cada vez que uno de mis tesistas defiende su trabajo es un momento de muchísima emoción, pues uno ve que ha formado un recurso humano valioso.»Momentos lindos hubo muchísimos: cuando a un experimento le fue bien, cuando un trabajo fue aceptado en una revista de alto impacto, cuando una patente fue aceptada. Todo eso da muchísimo placer.

«(La creación de la semilla más resistente a la sequía) fue un proceso muy largo de investigación básica con grupos de investigadores que fueron cambiando a lo largo del tiempo. No fue un solo día y ¡Eureka! No fue como el descubrimiento de Newton cuando se cayó la manzana».

Lo mejor de ser mujer: «En el combo hay muchas cosas buenas y malas. Tenemos una preparación para la vida mejor que los hombres. Estamos acostumbradas a darle de comer a un hijo mientras hacemos la comida, mientras pateamos algo, mientras cerramos la puerta y hacemos mil cosas a la vez. Tal vez es por una cuestión fisiológica, no lo sabría decir. También hay partes malas. Obviamente tenemos más tareas, más carga, que los hombres porque la sociedad sigue siendo bastante machista».

Para leer más: 10 mujeres que lideran la ciencia en América Latina – BBC Mundo – Noticias.

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Una nueva ‘receta’ para fabricar células embrionarias

Células iPS fabricadas a partir de un fibroblasto de la piel

  • Juan Carlos Izpisúa descubre una receta alternativa a la fórmula de Yamanaka
  • Las nuevas iPS serían más seguras y sencillas que las del investigador japonés

 

En 2006, el japonés Shinya Yamanaka revolucionó la biología moderna al descubrir que una célula adulta (de la piel, por ejemplo) podía volver a tener las mismas propiedades que cuando aún estaba en el embrión. Es decir, la posibilidad de volver a ser embrionaria y transformarse en cualquier tejido del organismo. Un equipo de investigadores españoles acaba de demostrar que existe una receta más sencilla y más segura para obtener ese tipo de células, bautizadas como iPS.

Los trabajos del japonés (que le valieron el Nobel en 2012 por su hallazgo) demostraron que era posible añadir en la célula adulta cuatro genes para hacer retroceder su reloj biológico a la etapa embrión. Es decir, disfrutar de todas las ventajas de trabajar con células embrionarias (que son muy plásticas), pero sin los problemas éticos de manipular embriones humanos.

Sin embargo, la fórmula Yamanaka tiene un problema, de los cuatro ingredientes utilizados OCT4, SOX2, KLF4 y c-MYC, el más imprescindible (OCT4) ha resultado ser también el más peligroso, porque está relacionado con la transformación de esas mismas células en malignas. Es decir, a lo largo del proceso pueden producirse fallos que ocasionen cáncer.

Un nuevo trabajo en la revista ‘Cell Stem Cell’, dirigido por el español Juan Carlos Izpisúa, director del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona (CMRB), parece haber hallado una fórmula más sencilla, pero también más segura, de obtener iPS.

Como él mismo explica a ELMUNDO.es, su ‘receta’ no consiste en añadir genes que fomenten la pluripotencialidad de la célula adulta, sino en alterar el equilibrio de sus propios genes. Es decir, para que los restos de pluripotencialidad que aún conserva una célula adulta pasen a mandar más que sus genes de diferenciación.

Los ingredientes tienen nombres complejos, como GATA3 o ZNF521; y de hecho, emplean también alguno de los factores Yamanaka (como KLF4 y cMYC). Pero como explica la primera firmante, Nùria Montserrat, por primera vez se ha demostrado que OCT4 no es imprescindible, como se creía hasta ahora. Quizás lo más importante, añade la investigadora del CMRB, es que ya existen algunos compuestos capaces de modular esas vías, por lo que trabajan ya en la posibilidad de crear células iPS a partir de fármacos que actúen sobre esos mismos genes ahora descubiertos.

El segundo objetivo de Izpisúa y su equipo es tratar de reprogramar las iPS obtenidas hacia cualquier tejido del organismo. De hecho, anuncia sin querer entrar en detalles («porque aún no está publicado») trabajan ya en la creación de un órgano complejo fabricado a partir de estas células embrionarias de laboratorio; «porque estas células pluripotenciales han demostrado ser tan plásticas como las generadas por la vía Yamanaka».

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¿Quién es capaz de poner nota a la ciencia? | EL PAÍS

Los Gobiernos y muchas empresas recurren a la revisión por pares para decidir qué investigación financian

Aunque puede haber conflictos de interés, los expertos coinciden en que es el mejor sistema

La gran complejidad de la ciencia exige que sean los propios científicos quienes determinen su calidad e interés. / HANS-GUENTHER OED (GETTY)

Solo los propios científicos pueden determinar con rigor qué investigación científica es relevante, de alto nivel y merecedora de recibir financiación. Tan alto es el conocimiento que hay que tener para valorar un proyecto de investigación, tan especializada es ya la ciencia, que solo los propios expertos están capacitados para ponerle nota. No valen ni sabios universales (que no los hay), ni ministros, ni instituciones aisladas. En esto están de acuerdo los expertos y todos los países que tienen —o aspiran a tener— un sistema de I+D desarrollado, y que hacen recaer el peso de la selección de la investigación sobre un sistema de evaluación dentro de la propia comunidad científica, con matices y variaciones aquí o allá, pero siempre con lo que se denomina revisión por pares, o peer review —en inglés, que es el idioma de la ciencia—. Y es que si uno trabaja en la frontera del conocimiento, solo quien también esté en esa avanzadilla puede entender y valorar el interés de lo que se investiga, si se está haciendo bien y si realmente es algo nuevo y desconocido. Por supuesto, toda persona puede emprender la búsqueda, pero si pretende que se la financien, tendrá que pasar algún tipo de evaluación que determine que merece la pena.

El Plan Nacional de I+D+i asignó el año pasado 309 millones a 3.100 propuestas

“Nadie puede garantizar la perfección al 100%, pero el sistema de peer review es bueno y no se aprecia ninguna deficiencia obvia”, señala Francisco del Águila, catedrático de la Universidad de Granada y gestor del Programa de Física de Partículas y Aceleradores del Plan Nacional de I+D. Parece que el sistema de evaluación de la ciencia es un poco como el Estado de derecho, que no es perfecto, que precisa siempre atención para mantenerlo saludable y para superar sus tensiones intrínsecas, pero no se conoce un sistema alternativo mejor.

“No hay, probablemente, una actividad que sea tan frecuentemente evaluada como la científica”, señala Pere Puigdomenech, investigador del CSIC y experto en biología de plantas. “La revisión entre pares es un proceso de separación del polvo de la paja y de asignar recursos financieros escasos a los proyectos científicos que lo merecen”, añade Luis Sanz, investigador del CSIC y director del Instituto de Políticas y Bienes Públicos (IPP).

Más formalmente lo explica la OCDE: “La revisión por pares es una evaluación técnica que, tradicionalmente, desempeña un papel central en la investigación científica y forma parte de los procedimientos de decisión para la asignación de recursos y la formulación estratégica de programas. Lo utilizan todos los actores de la investigación, incluyendo los Gobiernos y las empresas”.

Las directrices de política científica también inciden en la selección

Algunos ejemplos: el Consejo Europeo de Investigación (ERC) recibe cada año unas 10.000 propuestas de otros tantos investigadores de todo el mundo para recibir financiación en sus tres programas dedicados a ciencia en la frontera del conocimiento. Al final recibe luz verde —y dinero— solo un 10% de los investigadores que lo solicitan. El proceso de selección (revisión por pares) dura varios meses, es complejo y se gasta en él aproximadamente el 0,6% del total del dinero invertido en financiar las investigaciones aprobadas. “Pero el mayor desperdicio o despilfarro sería invertir el dinero en proyectos subóptimos o de segundo nivel, eso sí que sería tirar el dinero del contribuyente”, comenta, desde Bruselas, Alejandro Martin Hobdey, jefe de coordinación de convocatorias del ERC.

¿Quién puede determinar si es interesante y factible ahondar en un determinado análisis de genómica, o la viabilidad de un experimento para conocer las características de una partícula elemental, o la técnica más adecuada para buscar planetas extrasolares sino los genetistas, físicos o astrónomos especialistas en esas cuestiones concretas? “Cuando se quiere elegir, por ejemplo, entre distintas ofertas para construir una vía de tren entre dos ciudades”, argumenta Martin Hobdey. “La Administración misma puede definir muy claramente el problema a resolver, con un sinfín de detalles como el trayecto que debe seguir la vía, la pendiente máxima, la curvatura máxima, las estaciones, etcétera”. Pero en ciencia, “puede haber solo unas pocas personas en el mundo capaces de juzgar un problema científico o si el problema está bien formulado”.

Resulta más costoso apostar por proyectos mediocres que pagar por inspeccionarlos

En España, desde el primer Plan Nacional de I+D, de 1986, los proyectos que tienen financiación del Estado —o de comunidades autónomas— pasan por un sistema de evaluación por pares, que también se aplica, por ejemplo, a los candidatos de contratos Ramón y Cajal y Juan de la Cierva. “Evaluamos cada año unos 25.000 expedientes, entre contratos y proyectos, y participan en los procesos unos 33.000 evaluadores”, explica Julio Bravo, director de la Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva (ANEP). La suma total del dinero distribuido entre los 3.100 proyectos del Plan Nacional de I+D+i seleccionados en 2012 fue de 309 millones de euros y el coste de la evaluación, señala Bravo, fue el 0,5% de esa cantidad. “El sistema de evaluación ha permitido 30 años de financiación rigurosa de la ciencia”, señala Jacobo Santamaría, catedrático de la Universidad Complutense y gestor del área de materiales. “Antes el mecanismo no estaba estructurado y era un poco… un desbarajuste”.

36.000 científicos participan en las revisiones de la NSF estadounidense

La Fundación Nacional de la Ciencia (NSF, una de las dos grandes agencias federales estadounidenses de financiación de la investigación fundamental, junto con los institutos nacionales de salud) evalúa cada año 48.600 propuestas de investigación “y unos 36.000 científicos están involucrados en el proceso, siempre basada en el sistema de peer review”, explica Dana Topousis desde la sede de la NSF en Arlington (Virginia). En cuanto al coste, el presupuesto anual total de la NSF es de 5.350 millones de euros, de los que se gasta el 6% en gestión, operación y evaluación. “Absolutamente todas las solicitudes se someten al proceso de peer review con dos criterios: mérito intelectual e impacto”, añade.

“La revisión por pares facilita la estabilidad necesaria en ciencia y representa la tensión esencial entre la tradición y la innovación porque desafía a las ideas novedosas para que sean nuevas de verdad, insistiendo en la conexión con la tradición, con el conocimiento científico establecido”, apunta Sanz. Con variaciones en la forma de organizar la evaluación por pares, cuyo origen se remonta al siglo XVIII en la Royal Society británica, en todos los países desarrollados se recurre a ella a la hora de distribuir con eficacia la financiación de la I+D en las Administraciones públicas y, cada vez más, en entidades privadas.

El sistema nació en el siglo XVIII y aún se usa con algunas variaciones

Bravo explica el proceso que sigue la ANEP con los proyectos del Plan Nacional de I+D+i. Más de 7.000 investigadores presentan su solicitud cada año (los proyectos son trienales) y, tras verificar la documentación, se envían a los coordinadores de área (hay 26) “que son siempre del máximo prestigio”, recalca. Los coordinadores forman los paneles necesarios. Cada solicitud de proyecto se remite a dos científicos especialistas del tema para que hagan una evaluación individual (teniendo en cuenta las incompatibilidades en todo el proceso) y, si las notas de los dos discrepan en más de un 30%, se envía a un tercero o a un cuarto. Los criterios son: calidad del proyecto, planteamiento adecuado, novedad, capacidad del investigador principal para realizarlo, calidad del grupo y viabilidad.

Todos los evaluadores son voluntarios y asumen la responsabilidad por considerar que es una de sus obligaciones como investigadores (reciben unos 100 euros de remuneración por evaluación, que puede exigir horas de trabajo). Luego, el panel conjunto, con las evaluaciones individuales, confecciona una lista calificando cada proyecto. El Ministerio de Economía y Competitividad, por su parte, sigue su evaluación, sobre oportunidad e interés de cada propuesta y, al final, se integran las dos patas del proceso general para dar una valoración a cada solicitud y confeccionar la lista que permita seleccionar y asignar la financiación a los buenos. El proceso de evaluación dura, como mínimo, tres meses y las mayores dudas no se plantean entre los muy buenos o los malos, sino en las zonas grises, los intermedios. Al final es una decisión de política científica, sobre todo, cuando hay escasez de fondos, si se financia plenamente a los mejores o se reparten un poco el dinero para alcanzar a científicos que no están en cabeza.

“El sistema español quizás es demasiado garantista, tal vez porque es joven aún, en comparación con otros países, donde es más fluido”, apunta Del Águila. “El sistema de peer review permite seleccionar la ciencia de alta calidad, pero hay que tener en cuenta también que hay un criterio previo, de oportunidad, la política científica, que puede orientar la selección”. Y cuanto más se compartimenta la ciencia para plasmar decisiones de política científica, más se desvirtúan los resultados del peer review: si se asignan a priori recursos a objetivos diferenciados, es normal que en uno especialmente potente se queden fuera científicos o propuestas de muy alto nivel, mientras que en otro se rellene el cupo con algo de mediocridad.

Los voluntarios que evalúan los trabajos reciben unos 100 euros por caso

En el ERC el enfoque es puramente de abajo arriba, es decir, “son los científicos los que definen el problema concreto que quieren investigar y las posibles vías o soluciones que quieren encontrar”, apunta Martin Hobdey.

De vez en cuando la evaluación comete errores graves rechazando investigaciones que resultan ser muy importantes, pero antes o después el sistema acaba reparándolos en otra convocatoria.

El peer review tiene sus defectos, recuerda Puigdomenech, “el mayor de los cuales es el conflicto de intereses, porque el evaluador puede tener interés en el proyecto que evalúa, o amistad con el investigador, o todo lo contrario. La solución está en la transparencia del proceso, en utilizar el mayor número posible de evaluadores y en la mayor lejanía geográfica posible de estos respecto a quienes presentan los proyectos”. Aboga por la participación de científicos extranjeros en todo el proceso, lo que exige recursos. “Acaba siendo más caro financiar proyectos mediocres o contratar a gente poco calificada que pagar el avión a un investigador extranjero”, apunta Puigdomenech. En el sistema de la ANEP son extranjeros el 9% de los evaluadores, y hay áreas, como física de partículas, que siempre cuenta con expertos de otros países.

En Cataluña lo tienen muy claro con la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA) que selecciona científicos de muy alto nivel. Para el proceso de evaluación se eligen “personas de reconocido prestigio académico y obligatoriamente tienen que estar trabajando fuera de Cataluña (con una proporción importante de extranjeros)”, señala Jaume Bertran Petit, director de ICREA. “Los criterios son de excelencia investigadora y proyección del candidato”. La institución recibe cada año unas 200 solicitudes y se hacen unos 15 contratos. “¿Que si es cara la evaluación? El total de los sueldos de los contratados (235) ascendió, en 2012, a 20 millones de euros, pero esos investigadores captaron 60 millones en proyectos competitivos”, zanja Bertran Petit.

¿Quién es capaz de poner nota a la ciencia? | Sociedad | EL PAÍS.

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El atlas más fino del cerebro

Un equipo internacional reconstruye la mente de una mujer en 3D en una resolución casi celular

El ‘BigBrain’ abre una vía para entender las bases neurobiológicas de la cognición, el lenguaje y las emociones, investigar enfermedades y desarrollar fármacos

Procesamiento de las capas del cerebro. / AMUNTS, ZILLES, EVAN ET AL (SCIENCE)

El sueño de un neurocientífico es llegar a conocer el cerebro humano con la misma precisión que el sistema nervioso del gusano Caenorhabditis elegans, cuyas 100 neuronas exactas con todas sus conexiones sinápticas son desde hace años un libro abierto para la ciencia. Y hoy se acercan más que nunca a ese ideal con BigBrain, una reconstrucción digital del cerebro humano completo en 3D y ultra-alta resolución que deja muy atrás a cualquier iniciativa anterior de este estilo. BigBrain es la herramienta esencial que necesitan los laboratorios neurológicos de todo el mundo para elucidar la forma y la función de nuestro cerebro. Y estará disponible públicamente a coste cero.

Hasta ahora existen otros atlas del cerebro, pero solo llegan al nivel macroscópico, o visible. Su resolución solo llega al nivel de un milímetro cúbico, y en ese volumen de cerebro caben fácilmente unas 1.000 neuronas. El nuevo BigBrain baja el foco hasta un nivel “casi celular”, según los científicos que lo han creado. Eso quiere decir que llega a discriminar cada pequeño circuito de neuronas que está detrás de nuestra actividad mental, y que puede abarcar toda la información disponible sobre el cerebro, desde los genes y los receptores de neurotransmisores hasta la cognición y el comportamiento.

Los investigadores han tomado 7.400 muestras de una paciente

El cerebro de referencia se basa en el de una mujer fallecida a los 65 años, que ha sido fileteado en 7.400 secciones histológicas de solo 20 micras (el espesor de un cabello, y cerca de la dimensión de una célula). El BigBrain, según sus creadores, abre el camino para entender las bases neurobiológicas de la cognición, el lenguaje y las emociones, y también para investigar las enfermedades neurológicas y desarrollar fármacos contra ellas. El modelo se presenta en Science y estará disponible para usuarios registrados en http://bigbrain.cbrain.mcgill.ca.

El trabajo ha sido coordinado por Katrin Amunts, del Instituto de Neurociencia y Medicina de Jülich, en Alemania; y Alan Evans del Instituto Neurológico de la Universidad McGill en Montreal, Canadá. Ambos explicaron su investigación en una teleconferencia para la prensa junto al editor de Science, Peter Stern.

Tal vez la línea celular humana más utilizada por los laboratorios de todo el mundo durante el último medio siglo sea la línea HeLa; el cultivo proviene de un tumor de útero que le fue extirpado en 1951 a una paciente llamada Henrietta Lacks (de ahí el nombre de la línea) que, pese a haber muerto unos meses después de la operación, consiguió así una singular forma de inmortalidad.

La voluntaria carecía de historial neurológico o psiquiátrico

No es extraño que los periodistas mostraran ayer un especial interés en la mujer de 65 años que ha visto inmortalizado su cerebro como un modelo digital que pervivirá durante siglos o milenios. Quién sabe si la neurociencia del futuro será capaz de reconstruir a partir de BigBrain los pensamientos y deseos más ocultos de esa mujer, los recovecos de sus emociones y las ambigüedades de su moralidad. Eso es desnudarse para la posteridad, ríanse ustedes de una autobiografía.

La insistencia de los medios, sin embargo, se topó con el compromiso insobornable de los científicos de preservar la intimidad de la mujer fallecida. Ni Amunts, ni Evans ni su colega Karl Zilles, ni por supuesto el editor de Science que había organizado la comparecencia, quisieron dar noticia sobre la vida que, de algún modo, han registrado para la posteridad. Amunts se limitó a decir que “carecía de un historial neurológico o psiquiátrico”, y que en ese sentido “es lo que llamaríamos un cerebro normal”. Este hecho, al menos, nos aparta del mito de Frankenstein por una vez.

“Los autores han ampliado los límites de la tecnología actual”, dijo Stern, que ve la investigación, en cierto modo, como la consecuencia natural del trabajo de los neuroanatomistas clásicos, con Cajal a la cabeza, que sentaron hace un siglo las bases de la descripción estructural del cerebro humano. La mayor parte de la gente, incluidos los estudiantes de medicina, tiende a ver la anatomía como un tostón fastidioso si bien ineludible para aprobar el curso.

Los ordenadores necesitaron 1.000 horas para completar el puzle

Pero si la biología nos ha enseñado una lección es que la forma explica la función, que entender el funcionamiento de un sistema biológico empieza siempre por ver su estructura. Recuerden la genética: la mera, simple y desnuda forma de la doble hélice del ADN, donde las letras de una hilera se complementan con las de la otra, explica por sí sola que los seres vivos puedan sacar copias de sí mismos. También la forma de las proteínas, con sus hélices y sus hojas y sus caprichosos plegamientos, suele explicar lo que hace cada una de ellas, desde quemar el azúcar que comemos hasta activar las neuronas que nos hacen pensar.

Stern, como muchos otros científicos, está convencido de que esa ley no formulada de la biología tiene jurisdicción también sobre el cerebro, sobre los mecanismos de nuestra vida mental. Somos formas. “Este trabajo puede verse como una culminación de la anatomía”, dijo el editor de Science. “Sin un profundo conocimiento de la estructura del cerebro nunca entenderemos el resto de la neurobiología”.

Evans también proclamó: “La gran ciencia ha llegado al cerebro”. El eslogan es una referencia velada a los proyectos genoma y los aceleradores de partículas, que ya implican cifras de seis dígitos, programación a medio plazo y unos equipos científicos cuyas firmas rara vez caben en la página de la revista científica donde se publican. Pese a que hay cientos de laboratorios en el mundo investigando en neurobiología, el cerebro no contaba hasta ahora con una gran planificación de este tipo, como las que se usan para secuenciar el genoma humano o encontrar el bosón de Higgs. La gran ciencia ha llegado al cerebro.

El resultado va a ser de acceso público para otros investigadores

Pese a la indudable profundidad de las cuestiones implicadas, los grandes logros del trabajo han sido de tipo técnico. “El proyecto ha sido un tour de force para ensamblar las imágenes de más de 7.400 secciones histológicas individuales”, explica Evans, “cada una con sus propias distorsiones, rasgaduras y desgarrones, en un todo coherente, un volumen en tres dimensiones. BigBrain permite por primera vez una exploración en 3D de la anatomía citoarquitectónica humana”. El prefijo cito significa célula, y en boca de Evans quiere enfatizar la gran resolución de su modelo, cercana al nivel celular: muy cerca del sueño del gusano Caenorhabditis elegans.

Los científicos tomaron el cerebro de la mujer muerta a los 65 años y lo encastraron en cera de parafina, un paso previo usual antes de una disección fina. Y esta fue finísima: las lonchas solo tenían 20 micras (milésimas de milímetro) de espesor. Ni siquiera un científico alemán tiene el pulso tan firme como para hacer eso, y los investigadores usaron una máquina especial para ese propósito, un microtomo gigantesco.

Las finísimas lonchas del cerebro de la mujer se montaron en portaobjetos y se trataron con sustancias que tiñen las estructuras celulares más importantes, muy a la Cajal o a la Golgi, si se mira bien. Lo que jamás podrían haber soñado esos grandes neurólogos del pasado es el prodigioso poder de computación, y la sofisticación de las matemáticas asociadas, al que tiene acceso la ciencia actual. Con todo, recolectar los datos llevó cerca de 1.000 horas, y los robots todavía no lo pueden hacer todo.

BigBrain, el gran mapa en 3D y resolución “casi celular” que ya forma parte del dominio público, es un gran paso hacia el entendimiento profundo del cerebro y la mente. Su objetivo no es otro que comprender los fundamentos neurobiológicos del aprendizaje y la adquisición de conocimiento, del lenguaje y las emociones, de la torpeza y de la creatividad humana. Es público y gratis, y de momento no sirve para espiar a nadie.

El atlas más fino del cerebro | Sociedad | EL PAÍS.

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Contra la ciencia orientada al sector privado

Investigadores españoles denuncian en la revista ‘Science’ la política del Gobierno que vuelca el esfuerzo de I+D hacia las empresas

La política de I+D+i del Gobierno supone una reorientación de la financiación pública de la ciencia hacia la innovación en el sector privado, por lo que se ponen en riesgo los beneficios para la sociedad y la economía derivados de la investigación, denuncian tres científicos españoles en la revista Science. A esto hay que sumar, además, los drásticos recortes de financiación que el sistema de investigación y desarrollo español está sufriendo desde 2009. La prestigiosa publicación científica estadounidense recoge el artículo de Luis Santamaría, Mario Díaz y Fernando Valladares bajo el título Nubes oscuras sobre la ciencia española, que pone el énfasis en las líneas de política científica que ha venido marcando el ministro responsable de I+D, Luis de Guindos. Es fundamental que la I+D+i «se integre en la competitividad de la economía española y, para eso, es fundamental que busque retornos en el ámbito de los mercados», declaró hace unas semanas De Guindos.

En resumen, lo que el Gobierno está haciendo, argumentan los tres investigadores en Science, es, utilizando un dicho popular, desvestir un santo para vestir otro.

«La controvertida Estrategia Española de Investigación y Desarrollo 2013-2020 y el Plan Estatal de I+D 2013-2016 que la implementa persiguen, por una parte, reducir el apoyo público a la investigación básica y la educación y llevarla hacia la investigación aplicada orientada al mercado, y por otra, incentivar la participación privada en la transferencia de tecnología mediante la redirección de los fondos públicos hacia las empresas privadas», escriben Santamaría, Díaz y Valladares. El primero de ellos es investigador del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados y presidente de la Asociación Española para el Avance de la Ciencia y la Tecnología, los dos segundos son investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC).

La Estrategia 2013-2020 y el Plan 2013-2016, cuyos proyectos aún no ha convocado este año el Ministerio de Economía y Competitividad, fueron aprobados por el Gobierno en febrero de este año. «De los 11 objetivos del Plan, 10 están enfocados a la financiación privada, la transferencia de tecnología y la innovación. Y solo dos de los 22 indicadores de cumplimiento se refieren a la calidad científica, mientras que 12 de ellos se dedican a la financiación y la transferencia de tecnología y la innovación», explica Santamaría.

Los tres científicos reclaman en su artículo una distribución equilibrada de inversión pública en investigación e innovación, así como un «mejor seguimiento y evaluación de la inversión pública en el sector privado».

La estrategia a seguir, exponen Santamaría, Díaz y Valladares, no debe poner en riesgo la ciencia básica y necesita sistemas eficientes de incentivos para atraer más inversión privada y apoyo para las sinergias existentes con la pública. «En lugar de crear una dicotomía innecesaria entre investigación básica e innovación, las políticas públicas deberían abordar los factores clave que limitan la mejora de ambas», explica Santamaría.

«El sector español de innovación en España está obstaculizado por el pequeño tamaño y baja cultura innovadora de la mayoría de las empresas, el reducido sector de alta tecnología y el crecimiento marginal de los sectores emergentes, la falta de una cultura de financiación para la innovación, la falta de colaboración entre firmas y la insuficiente demanda interna de innovación», escriben los investigadores en Science. Recuerdan que el 59% de los presupuestos públicos de I+D en 2012 eran créditos dirigidos a las empresas, pero que la escasa demanda por parte de estas dejó gran parte de esa cantidad sin utilizar.

Mientras tanto, los recortes masivos de la inversión en ciencia están estrangulando el sistema. «Entre 1998 y 2008, el gasto en I+D+i en España se triplicó», recuerda Santamaría. Pero los recortes de los últimos años (más del 40% desde 2009) han hecho retroceder a la I+D+i a los niveles de hace 10 años, añade. Esos recortes, además, están perjudicando también a la I+D privada, porque suele desarrollarse en colaboración de empresas con investigadores del sistema público que está dramáticamente mermado en recursos y en personal científico y técnico.

«El Gobierno tiene una visión muy miope de cómo funciona el sistema de I+D+i porque en ningún país desarrollado se construye la investigación aplicada y la innovación creando una competencia con la investigación básica, pretendiendo construir la innovación sin ideas sobre las que innovar», resume Santamaría.

La política científica que se ha puesto en marcha por este Gobierno, recalca Santamaría, se basa en “un discurso falso”: se ha aireado una y otra vez que en los últimos 10 años, los resultados de la ciencia española han aumentado en cantidad, pero no en calidad. Sin embargo, destaca, los datos que han manejado estos tres investigadores muestran que la cantidad de publicaciones científicas de España se ha duplicado en 10 años y la calidad se ha triplicado. Es decir, y siguiendo el dicho popular, el santo que se desviste es el que funciona.

Aun así, el sistema público de ciencia necesita un repaso, añaden los tres investigadores, reduciendo la carga burocrática del sistema público de investigación y mejorando el sistema de evaluación de la ciencia para relacionar más estrechamente que ahora la financiación con los resultados.

«Es crítico revertir los recortes y optimizar la utilización de fondos», escriben Santamaría, Díaz y Valladares en Science. «La investigación básica se puede trasladar en nuevas tecnologías y tener un mayor impacto social y económico a largo plazo que la investigación orientada al mercado; un excesivo énfasis de los Gobiernos y las Universidades sobre agendas de investigación dirigidas puede poner en peligro esos beneficios», concluyen.

Contra la ciencia orientada al sector privado | Sociedad | EL PAÍS.

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Los científicos saldrán a la calle el 14-J para pedir un pacto por la ciencia

Los científicos españoles continúan con sus movilizaciones y protestas ante el sombrío panorama que se presenta para sacar adelantes sus investigaciones. Según han anunciado, saldrán a la calle el próximo 14 de junio en distintas ciudades españolas para reivindicar que se abra un proceso de negociación que concluya en un acuerdo social y político para «preservar la I+D+i de los vaivenes económicos y políticos» y evitar la «ruina» del sistema científico.

Convocados por el Colectivo Carta por la Ciencia, los investigadores están convencidos de que solo en el marco de una «estrategia consensuada» entre Gobierno, partidos y agentes sociales podrá diseñarse una salida viable a la crisis, «una salida -sostienen- en la que laciencia y la tecnología constituyen elementos básicos«.

El Colectivo ha preparado una segunda Carta de la Ciencia para recabar firmas que serán de nuevo enviadas al al Gobierno y grupos parlamentarios para intentar paralizar la durísima política presua los puestaria lanzada contra el sistema español de I+D+i. Según denuncian, «os hechos sucedidos desde entonces no han hecho sino agravar el penoso escenario que denunciábamos». Este colectivo, que reúne a sociedades y organizaciones científicas, sindicatos y representantes de las universidades, publicó hace un año una carta abierta en protesta por los recortes en I+D+i, que recibió el apoyo de más de 40.000 personas.

La Segunda Carta por la Ciencia se puede firmar desde la plataforma Change.org

Ahora plantean movilizaciones en varias ciudades españolas, entre ellas Barcelona, Valencia, Sevilla, Granada o Zaragoza (el calendario aún no está cerrado, y una nueva revisión de la citada carta abierta.

Ruina del sistema científico español

En este sentido, anuncian un decálogo de demandas, entre ellas la apertura de conversaciones para alcanzar un acuerdo por la I+D+i y la creación de la Agencia Estatal de Investigación, que se debería haber aprobado a mediados de 2012, según la Ley de Ciencia.

Los científicos piden además coherencia en relación a los recursos humanos para atraer y retener talento en España, la eliminación de la restricción del 10 % en la tasa de reposición de empleo público e inversiones que permitan cumplir el compromiso del 2 % del PIB para I+D+i en 2013-2016 (el Gobierno habla de 2020).

Solicitan la puesta en marcha del Plan Estatal de I+D+i 2013, mantener la inversión pública en ciencia básica y ejecutar al cien por cien el presupuesto aprobado por las Cortes Generales.

Además, demandan transferir fondos a los centros de investigación con proyectos aprobados, independientemente de si su comunidad ha cumplido el objetivo de déficit y aplicar y desarrollar el título II de la Ley de Ciencia (relativo al personal investigador).

«De no adoptarse un cambio de rumbo, la actual situación puede derivar en la ruina del sistema científico español«, según este colectivo, que pide a rectores, directores y a todos los trabajadores del sistema de I+D+i el apoyo al nuevo texto.

El Colectivo Carta por la Ciencia lo integran la Confederación de Sociedades Científicas de España, la Confederación de Rectores de Universidades Españolas, CCOO, UGT, la Federación de Jóvenes Investigadores y la Plataforma Investigación Digna.

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Nacido científico. | BrainFacts.org Blog

Es un título bastante modesto que Edward O. Wilson ha elegido para el libro que publicó este mes, Cartas a un joven científicoCuando comencé a leer, me esperaba encontrar una lista de consejos más o menos útiles y trucos sobre cómo llegar a ser un científico. Lo que en cambio me encontré en este libro es una reflexión personal sobre lo que la ciencia es en realidad y cómo los científicos llegan a serlo.Wilson ofrece una relación excepcionalmente clara de lo que es dedicar la vida a la ciencia y la forma en que el proceso se puede experimentar desde la perspectiva de un científico. Sin duda, el libro hace honor a su título y explica todo lo que alguien necesita saber para convertirse en un científico, pero va más allá de proporcionar una visión de la ciencia que sea increíblemente precisa. 

Una ciencia hecha por los seres humanos con emociones, prejuicios, unidades e historias personales. Wilson abarca todo en una explicación que debe poner celosos a los filósofos que han tratado previamente para captar su esencia. La ciencia es lo que usted hace cuando se pone las botas en un día lluvioso y va al bosque a recoger los gusanos que salen de la tierra para clasificarlos. La ciencia es lo que hace cuando observa algo y se pregunta acerca de los mecanismos que lo podrían haber motivado. No importa si usted es profesor en Harvard o un niño de 13 años en Alabama. Wilson ha sido los dos cosas a la vez, pero como se ilustra en dos fotos de él coleccionando mariposas con una red en 1942 y en 2012, el tiempo no tiene poder de erosionar la curiosidad genuina.

El libro consigue la colosal tarea de resumir de forma clara y concisa en principios simples cómo se puede conseguir el éxito en la ciencia. Aunque Wilson ha estado interesado en la sociobiología y los insectos, en particular, sus principios se aplican del mismo modo a cualquier campo de la ciencia, incluyendo la investigación del cerebro. Lo hace, evitando una trampa en que muchos científicos ceen: no hay una única manera de convertirse en un científico. Conocer las matemáticas será importante, pero si no lo sabe, hay campos de ciencia que exigen sus otros talentos. Frecuentemente escucho a los investigadores adentrarse en los campos de investigación en los que ya hay muchos investigadores, pero Wilson se diferencia:

Marchar lejos del ruido de las armas. Observar la lucha desde la distancia, y mientras estás en ello, considerar la posibilidad de la propia lucha.

Si elige un campo o una pregunta científica que nadie ha explorado, puede convertirse en un experto, incluso a una edad muy joven, señala Wilson. La dedicación también será importante: 60 horas de trabajo por semana. Pero, ¿cómo vas a gastar esas horas que serán muy importantes? Es necesario tener un momento para la investigación actual. Con todo el papeleo, la administración y la enseñanza de que la vida universitaria impone, es fácil perder de vista su objetivo principal. La investigación está en la cima de sus preocupaciones. Como investigador y amigo me dijo una vez: «Si eres malo en la investigación, enseña. Si eres malo en la enseñanza, ser un administrador «.

Ser demasiado inteligente o demasiado perfeccionista podría meterte en problemas. La ciencia comienza con intentos muy ingenuos e imperfectos de la comprensión de los fenómenos, según Wilson. Él ilustra esto con una historia de él utilizando un imán para tratar de cambiar la ruta de una línea de hormigas. Resultado: nada. Pero así es como se hace. No espere a que las estrellas se alinean perfectamente, no teorice si el experimento se puede ejecutar a bajo costo, sólo hay que salir y hacerlo. Si funciona, entonces usted tendrá que ser más perfeccionista y comenzar a recoger datos más en serio. Como otro científico me dijo una vez, en la ciencia hay pensadores y hacedores, y los buenos científicos tienen que tener un poco de ambos talentos.

Wilson también recomienda no dejar que las negativas te desanimen. Él refiere esta historia de un estudiante que tenía, Corrie Saux Moreau, que fue rechazado para un proyecto de colaboración, y decidió llevar a cabo el proyecto por su cuenta con muchos menos recursos y terminó por publicar un estudio muy exitoso. Él refiere una historia interesante recibiendo una llamada de su colega mencionando que la dedicación a este estudiante fue la investigación de hormigas, y que tenía tatuajes de hormigas en su cuerpo que para demostrarlo. Yo no recomiendo que se hagan tatuajes, pero este ejemplo ilustra lo importante que es ser capaz de demostrar su dedicación a su trabajo con los hechos de su pasado.

Como se explica en Cartas a un joven científico, usted será testigo de la historia de un hombre que se interesó por las cuestiones científicas, al menos desde que tiene 10 años y comenzó a recoger datos no mucho más tarde. Su historia no es única, es algo común en las personas que terminan siendo buenos científicos, pero explicarlo de una manera tan honesta y ligera es lo que hace este libro tan maravilloso. Entre los párrafos que se pasa describiendo cómo funciona la ciencia y otros contando historias sobre su infancia y adolescencia observando insectos, Edward O. Wilson cuenta la historia de un hombre atrincherado con un excepcional sentido de la curiosidad, una historia que me parece difícil de describir como cualquier otra cosa que la de un hombre nacido científico.

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Expectación ante el experimento más largo del mundo

Científicos y curiosos de todo el planeta están pendientes de que caiga una gota de brea, la novena desde hace 83 años, en una prueba científica vigilada por cámaras en directo

U.Q. El profesor John Mainstone custodia la muestra de brea

Científicos y curiosos de todo el planeta están pendientes de la caída de una gota. El evento incluso será retransmitido en vivo y merece la pena estar atentos porque sucede solo una vez cada diez años, más o menos, y en una décima de segundo. Es el experimento más largo de mundo, mención incluida en el libro Guinnes de los récords.

La muestra de brea

El experimento de la gota de brea fue iniciado en 1927 por el profesor de Física Thomas Parnell, de la Universidad de Queensland (Brisbane, Australia), para demostrar a sus alumnos que los materiales más ordinarios pueden exhibir algunas propiedades sorprendentes.

No se lo ocurrió otra cosa que verter una muestra de brea muy caliente en un embudo con el cuello sellado.

Así lo dejó durante tres años, hasta que cortó el cuello del embudo para que la brea fluyera hacia abajo.La brea es un líquido muy viscoso, 100.000 millones más que el agua, tanto que parece sólido. A temperatura ambiente, fluye muy despacio y le lleva varios años formar una sola gota. La velocidad de este goteo depende de las variaciones en la temperatura. De hecho, la última gota demoró bastante más de lo esperado porque en el edificio donde se encuentra el experimento se instaló un equipo de aire acondicionado.

La sexta gota, en 1979

La primera gota del experimento cayó en diciembre de 1938 y la última, la octava, el 28 de noviembre del año 2000. Ahora, 86 años después del inicio de la prueba, los científicos creen que la caída de la novena es inminente. No se lo quieren perder porque, en todo este tiempo, nadie ha sido testigo de la caída de una gota. El experimento, que se muestra al público en la escuela de matemáticas y física del campus de Queensland y es custodiado por el profesor John Mainstone, está siendo vigilado por varias cámaras que retransmiten su estado en directo (la imagen con el reloj). Los científicos también lo tenían todo preparado para grabar la anterior gota, pero sus intenciones se truncaron por un fallo técnico.

Thomas Parnell fue condecorado póstumamente en 1990 con el Premio Ig Nobel, que un grupo de entusiastas otorga cada año a las investigaciones científicas más absurdas e imaginativos. El experimentotiene brea suficiente para durar cien años más, así que si uno se lo pierde y su edad no lo impide, siempre puede esperar una década… o más.

Las gotas de brea

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La cámara que ve igual que un insecto

Imita la estructura curva de los ojos compuestos de estos animales y tiene un campo visual más amplio

UNIVERSIDAD DE ILLINOIS / INSTITUT BECKMAN
La cámara digital imita la estructura curva del ojo de una hormiga roja

Un grupo de investigadores de la Universidad de Illinois ha desarrollado una cámara digital con la capacidad de imitar la estructura curva del ojo compuesto de un insecto, en concreto, al de una hormiga roja. Al contar con un campo visual más amplio, estas cámaras serían especialmente útiles en aplicaciones de vigilancia o en sesiones de endoscopia.

Para comprender mejor el funcionamiento de esta novedosa cámara, primero hay que tener una mejor idea sobre el funcionamiento del ojo en un insecto. El ojo compuesto está formado por una gran cantidad de unidades (depende del insecto) conocidas como omatidios.

Cada uno de estos omatidios tiene su propia córnea y cono cristalino, transmitiendo la luz a través del rabdoma. En términos más sencillos, el omatidio tiene la apariencia de una tubería. Los omatidios tienden a ser hexagonales, y son cerca de diez veces más largos que anchos, una vez más dependiendo del insecto, aunque también hay crustáceos con ojos compuestos, como el caso de la gamba mantis (bastante conocida por su carácter combativo).

La forma que los omatidios le dan al ojo compuesto permiten un mayor campo visual, más profundidad, y una alta sensibilidad al movimiento. Sin embargo, el científico John Rogers y sus colegas en la Universidad de Illinois han creado una cámara digital que utiliza un equivalente artificial al omatidio. Se trata de una red de microlentes, cada una de ellas instaladas sobre una especie de poste transportador de luz, y que a su vez es colocado sobre una formación de fotodetectores de silicio. Los alrededores de cada combinación entre lente y poste se rellenan con un elastómero de color negro, con el objetivo de evitar que la luz se filtre. Esto permite que la lente de la cámara pueda adoptar su forma semiesférica, probablemente la parte más delicada del proceso, ya que deben reducir las oportunidades de una deformación mayor.

Igualar a una libélula

El resultado final es un ojo compuesto con 180 omatidios artificiales, algo similar a los ojos de las hormigas rojas o de fuego(Solenopsis Fugax). En comparación con otros insectos, la hormiga colorada tiene una visión limitada, y algo similar sucede con esta cámara, que por ahora es capaz de capturar imágenes muy sencillas, con líneas bien definidas. Sin embargo, habiendo establecido el diseño inicial, el siguiente paso es incrementar la cantidad de omatidios artificiales. Rogers ha dicho que quieren igualar a una libélula, con casi 20.000 omatidios, pero eso demandará una miniaturización aún mayor de todos los elementos.

La cámara que ve igual que un insecto – ABC.es.

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El mayor mapa genético del cáncer | EL PAÍS

El genoma de los grandes tipos de tumores revoluciona el conocimiento de la enfermedad

Los investigadores logran catalogar las mutaciones no heredadas

Células del cáncer de mama

Ningún oncólogo cree a estas alturas que el equivalente moderno del doctor Fleming vaya a descubrir la penicilina contra el cáncer, algún tipo de fármaco o procedimiento médico de aplicación general que suponga el verdadero vuelco en el tratamiento antitumoral, que convierta al matarife en una enfermedad curable o, al menos, crónica y controlable. No va a haber una penicilina del cáncer, y ya nadie la está buscando.

Pero la mitad de los cánceres ya se curan, como repite sin cesar cualquier oncólogo. Y la guerra contra la otra mitad se está librando ahora mismo en dos frentes esenciales. Uno se refiere al tema eterno del diagnóstico precoz, que pese a sus orígenes prehistóricos no ha perdido un ápice de importancia en nuestros días. Y el otro es la genómica, el nuevo cuerpo de conceptos y tecnologías del ADN que está revolucionando la biología en su conjunto, y la investigación del cáncer en particular.

Con ser una disciplina nueva, la genómica del cáncer va cumpliendo un decenio y ha vertido ya un Iguazú de nuevos conocimientos sobre la oncología, siempre sedienta de ellos. Los primeros esfuerzos en genómica del cáncer se centraron en las mutaciones heredadas que confieren una alta propensión a la enfermedad. Este tipo de alteraciones heredadas (o mutaciones de la línea germinal, en la jerga) son al fin y al cabo la gran especialidad de la genética desde sus orígenes en el huerto conventual de Gregor Mendel.

Pero el gran avance de las técnicas de secuenciación de ADN —y sobre todo su acelerado abaratamiento— ha permitido ahora catalogar las mutaciones somáticas (no heredadas, sino surgidas en el cuerpo del adulto) que dirigen el crecimiento de los principales tipos de tumores. Los grandes cerebros del sector dan cuenta del estado de la cuestión en cuatro artículos de la revistaScience y dos números especiales de su subsidiaria Science Signalling.Los datos revelan un filón de nuevas vías abiertas para el tratamiento de los principales tipos de tumores.

Uno de los grandes problemas de la lucha antitumoral, se dice a menudo, es que el cáncer no es una enfermedad, sino 200 distintas. Esta es una de las razones de que nadie espere la píldora del doctor Fleming, y el alud de datos de la genómica moderna ha empeorado aún más el cuadro. La primera impresión que ofreció ese atracón de secuencias genéticas (gaatgtta…) fue que no solo había 200 enfermedades distintas, sino que encima cada enfermo es un mundo.

Cuatro trabajos en ‘Science’ revelan un filón de vías abiertas

Pero los conceptos generales han empezado a emerger de esas pormenorizadas espesuras, y con ellos las nuevas estrategias para el tratamiento. La historia de la ciencia muestra que el entendimiento es el prólogo de la esperanza.

“Hace 10 años”, dicen Bert Vogelstein y sus colegas del Instituto Médico Howard Hughes en Baltimore, “la idea de que todos los genes alterados en el cáncer pudieran ser identificados con la resolución de un par de bases habría parecido ciencia ficción”. Lo del “par de bases” no es una concesión de Vogelstein a la indeterminación literaria. Es la mayor precisión que se puede alcanzar en biología: detectar, entre los 3.000 millones de letras del ADN que contiene cada una de nuestras células, una errata en una sola letra que tiene efectos cancerosos.

Ese análisis de amplitud genómica ahora no es solo posible, sino incluso una mera “rutina”, en palabras de Vogelstein, en los laboratorios avanzados de investigación oncológica que salpican el planeta. Vogelstein, premio Príncipe de Asturias en 2004 por sus contribuciones a la genética del cáncer, es también uno de los grandes pioneros de la genómica del cáncer, o aplicación de las nuevas tecnologías de secuenciación (lectura) del ADN a la lucha contra esa enfermedad (o esas 200 enfermedades distintas). Quizá no sea casual que su primera licenciatura no la obtuviera en Biología, sino en Matemáticas.

El abaratamiento de las lecturas de ADN ha facilitado los progresos

Por poco científico que suene, los costes han sido la cuestión capital para este progreso. Cuando se empezaron a estudiar los primeros genomas del cáncer —que fueron los de colon y mama, hace unos 10 años—, secuenciar un tumor de cada paciente costaba unos 100.000 dólares (78.000 euros al cambio actual); el coste ronda ahora los 1.000 dólares (780 euros).

Como consecuencia, las investigaciones que presentan de una tacada los genomas de 100 tumores de cierto tipo (mama, piel u otros tejidos) “se han convertido en la norma”, según los genetistas del Howard Hughes. El diluvio de datos es abrumador y no tiene el más remoto precedente en la investigación oncológica. Los investigadores esperan que ese salto cuantitativo ascienda a cualitativo en los próximos años. Ya lo es para el conocimiento del cáncer y el objetivo es que pronto lo sea también para el tratamiento.

La genómica ha descubierto que los principales cánceres humanos se deben a la acumulación de unas pocas mutaciones —entre dos y ocho— que se van sumando serialmente a lo largo de 20 o 30 años. Alguna de esas mutaciones puede venir puesta de nacimiento, confiriendo a esa persona una alta propensión a desarrollar uno u otro tipo de tumor, o incluso cualquier tipo de tumor.

Pero lo habitual es que las mutaciones surjan a lo largo de la vida del individuo, y en algunos cánceres la causa no puede estar más clara. Es el caso del humo del tabaco para el cáncer de pulmón, o el de la radiación ultravioleta de la luz solar para el cáncer de piel. Estos dos cánceres, de hecho, son algunos de los que más mutaciones exhiben de todos los examinados por la genómica. A lo largo de los 20 o 30 años que tardan en desarrollarse, estos tumores se benefician grandemente de la persistencia en los hábitos fumadores o solariegos de sus portadores.

La mayoría de los cánceres dependen de unas pocas mutaciones

Esas pocas mutaciones (de dos a ocho) que se acumulan durante dos décadas son cancerosas en un sentido muy explícito: cada una de ellas, por sí misma, incrementa el ritmo de división celular (o reduce el de muerte celular, o ambas). La célula que sufre la mutación adquiere así una ventaja competitiva sobre sus células vecinas. Aun cuando la ventaja sea pequeña en cada generación celular, su efecto acumulativo a lo largo de los años suele producir un clon de células mutadas en algún órgano del paciente.

Una peca es un ejemplo intuitivo de uno de estos clones (recuerden que la piel es un órgano), y también ilustra el hecho de que una sola mutación no suele ser maligna. Lo que sí genera es un campo amplificado de células sobre las que sembrar la siguiente mutación. En estas condiciones, no hace falta postular ningún mecanismo especial para la acumulación de mutaciones en una sola célula. El viejo y venerable azar se basta por sí solo para acabar complicando las cosas.

Por desgracia —y como cabía esperar, por otro lado— esas dos u ocho mutaciones críticas no son las mismas en todos los cánceres. Con algunas excepciones, tienden a ser específicas de cada tipo de tumor. Esta es la razón de que no haya ocho genes del cáncer, sino 140. Son lo que los investigadores llaman genes conductores, genes cuyas alteraciones (mutaciones) confieren a la célula que las sufre una ventaja selectiva en su competitivo vecindario celular, y que por tanto dirigen o conducen el desarrollo del tumor.

El término conductores sirve para distinguirlos de la vasta mayoría de genes que aparecen mutados en cualquier tumor, que son meros pasajeros: alteraciones oportunistas que se ven amplificadas en el cuerpo por el mero hecho de que ocurren en el mismo genoma —en el mismo autobús— que las mutaciones en los genes conductores.

El mayor mapa genético del cáncer | Sociedad | EL PAÍS.

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El CSIC supera a Oxford y al MIT en producción científica, según un estudio – ABC.es

La principal institución investigadora española ocupa el noveno lugar en el ranking de 2012 de Scimago

http://www.abc.es/videos-ciencia/20121220/csic-ciencia-2046818590001.html

La producción científica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ocupa el noveno puesto mundial y supera a instituciones tan prestigiosas como la Universidad de Oxford y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Así lo recoge, al menos, el último ranking publicado por el grupo Scimago y que ha dado a conocer este jueves el propio CSIC. Para encontrar otra entidad española en el estudio hay que descender hasta el puesto 165º, en el que se encuentra la Universidad de Barcelona.

El CSIC es la principal institución investigadora de España, en la que trabajan con 13.000 personas, y esta clasificación supone un espaldarazo a su labor en un momento en el que tiene que ultima unplan de ajuste para reducir gastos por valor de más de 130 millones de euros en tres años.

El trabajo «SIR World Report 2012: Global Ranking» incluye el análisis de los centros de investigación de todo el mundo entre 2006 y 2010 que han publicado, al menos, 100 documentos científicos durante el año 2010 en la base de datos Scopus. En el informe figuran 3.290 instituciones de 106 paísesde las que 153 son españolas, explican fuentes del CSIC. En estudios anteriores de 2010 y 2009, el Consejo se hallaba en el puesto número 11. Sin embargo, es el segundo año consecutivo que el CSIC mantiene el noveno puesto en esta clasificación internacional.

El 20% de la producción científica española

El CSIC cuenta con 126 institutos de investigación y su objetivo fundamental es «desarrollar y promover investigaciones en beneficio del progreso científico y tecnológico, para lo cual está abierta a la colaboración con entidades españolas y extranjeras». El Consejo, que representa el 6% del personal dedicado a la investigación y el desarrollo en España, genera aproximadamente el 20% de la producción científica nacional, de acuerdo con los datos del propio Consejo. Además, es responsable del 45% de las patentes solicitadas por el sector público en España.

Esta clasificación se basa en siete indicadores para establecer el puesto a nivel mundial de cada institución: trabajos más citados en cada área de investigación, número de documentos publicados, institución a la que pertenece el autor principal del paper, colaboración con instituciones de otros países, impacto científico de la institución, calidad de sus publicaciones y grado de especialización temática.

SIR World Report 2012 analiza las 3.290 instituciones entre 2006 y 2010. El trabajo de investigación de estas instituciones representa el 80% de la investigación científica mundial.

Ranking SIR World Report 2012

El CSIC supera a Oxford y al MIT en producción científica, según un estudio – ABC.es.

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Un «tesoro» animal de 425 millones de años – ABC.es


Aspecto del abdomen del fósil Pauline avibella

Descubren una antíquisima especie desconocida que conserva intactos desde el cuerpo a las patas, los ojos y el aparato digestivo

Un grupo internacional de investigadores de las Universidades de Leicester, Oxford, Imperial y Yale acaba de hacer público en la revista Proceedings de la Royal Society B el hallazgo, extraordinariamente raro, de los restos fósiles de un animal desconocido, aunque emparentado con cangrejos, langostas y gambas, de hace 425 millones de años. Lo mejor es que los ejemplares encontrados conservan, intactas, las partes blandas de su organismo, desde el cuerpo a las patas, los ojos, las escamas y el aparato digestivo. Todo un tesoro para la investigación de las formas de vida del pasado.

«Resulta excitante descubrir – afirma David Siveter, de la Universidad de Leicester- que un grupo muy común de fósiles y del que creíamos saber ya mucho, sea capaz ahora de revelarnos su verdadera identidad, que podremos conocer gracias a la exquisita preservación de sus partes blandas. Es un caso claro de lobo disfrazado de cordero».

La nueva especie, de apenas 10 mm. de largo fue encontrada en sedimentos rocosos de 425 millones de años de antigüedad en el sur de Inglaterra y pertenecen al periodo Silúrico, cuando la región estaba inundada por el mar. Allí, los ostrácodos y otros animales marinos asociados vivieron en aquella remota época del pasado. Y allí sus cadáveres quedaron cubiertos por una gruesa capa de cenizas volcánicas que ha conseguido preservarlas en el tiempo.

«Los dos especímenes de ostrácodos descubiertos -continúa Siveter- representan a un género y a especies nuevas para la ciencia, llamadas Pauline avibella. El nombre del género es en honor de una persona muy especial y la especie, avibella, recibió esa designación por la semejanza de una prominencia de la concha con el ala de un pájaro».

Modelo tridimensional

Los ostrácodos son los artrópodos fósiles más abundantes y se encuentran en numerosos yacimientos rocosos de los últimos 490 millones de años. Pero este hallazgo es importante porque es uno de los pocos en los que se han preservado las partes blandas de este animal, algo extremadamente raro de encontrar y que permitirá a los investigadores analizar en detalle la biología y la evolución de estos animales.

El equipo de científicos ha realizado un modelo tridimensional de su hallazgo, obtenido cortando en 500 finas láminas uno de los fósiles y fotografiando después cada una de ellas para obtener un modelo completo y que revele todos sus detalles, tanto internos como externos. Cada una de las láminas apenas tenía un espesor de 20 micras (una micra es la millonésima parte de un metro).

Un «tesoro» animal de 425 millones de años – ABC.es.

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El camino para superar el PIB

Una mujer, de compras en una tienda de Sao Paulo. / BLOOMBERG

  • Tenemos la oportunidad y el desafío de crear un índice de desarrollo humano multidimensional

por Heraldo Muñoz, subsecretario general de la ONU y director del PNUD para América Latina y el Caribe

Hay una pregunta recurrente: ¿Queremos un mundo que solo valora la competitividad, productividad y las exportaciones, o queremos un mundo que se preocupa por mejorar constantemente las condiciones de vida de los seres humanos? Demasiadas autoridades olvidan, o desestiman, que el objetivo principal de la política económica es mejorar la vida y el bienestar de las personas para incrementar sus opciones, libertades y capacidades.

El panel Más allá del producto interno bruto (PIB), organizado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en RIO+20, sugirió enriquecer el índice de desarrollo humano (IDH) del PNUD con variables que midan la equidad, la dignidad, la felicidad y la sostenibilidad. En 2009, la Comisión Sen-Stiglitz-Fitoussi explícitamente hizo una diferenciación entre las medidas de bienestar y las medidas de sostenibilidad ambiental. Por un lado, estableció que se deben complementar las medidas tradicionales de progreso humano con variables que incluyan una diversidad de elementos relacionados con la calidad de vida, incorporando a la felicidad, las emociones y la satisfacción con la vida. Por otro lado, la comisión sostuvo que es fundamental que esas mejorías en la calidad de vida se logren de una manera sostenible para dejarle a futuras generaciones suficientes recursos tanto económicos como ambientales.

Ya existen iniciativas globales que abordan las dimensiones de bienestar para complementar el PIB. El PNUD ha sido pionero de este movimiento con el IDH y los informes de desarrollo humano desde 1990. De hecho, la misión del IDH ha sido pensar en el progreso humano desde una perspectiva multidimensional. Además de medir el desarrollo de los países con respecto a variables económicas (el PIB), salud y educación, en 2011 el IDH introdujo variables que miden la desigualdad en el ingreso y la desigualdad de género. Además, el PNUD desarrolló el índice de pobreza multidimensional (IPM), que mide el nivel de vida básico, el acceso a la escolaridad, agua limpia y atención en salud.

El bienestar de las futuras generaciones está amenazado por la desigualdad en el ingreso y también por problemas ambientales y el cambio climático

Recientemente, organizaciones como Gallup, la iniciativa sobre pobreza y desarrollo humano de la Universidad de Oxford (OPHI, por sus siglas en inglés), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y el Instituto Brookings se han dedicado a medir el bienestar de las sociedades alrededor del mundo y a promover el debate sobre calidad de vida más allá de los factores económicos. El PNUD comparte esta dedicación, como bien muestra el reciente informe sobre desarrollo humano de Chile, el cual explora de manera rigurosa el significado que tiene la felicidad para los y las chilenas, y lo que esto implica en relación con su sociedad.

El bienestar de las futuras generaciones está amenazado por la desigualdad en el ingreso y también por problemas ambientales y el cambio climático. El IDH del 2011 muestra, por ejemplo, que si no actuamos pronto, los riesgos ambientales amenazarán los avances ya hechos en décadas recientes en materia de desarrollo humano. Por eso, además de las propuestas ya existentes de la OPHI y los diferentes índices de felicidad, sugiero que miremos más de cerca la propuesta de introducir un IDH ajustado por sostenibilidad. El PNUD sugiere que este índice incluya medidas como la huella ecológica, el ahorro neto ajustado, las emisiones de CO2 per capita, la extracción total de agua per capita, la porción de área en un país con cultivos permanentes, así como especies de animales extintos como porcentaje del total de especies.

En  América Latina debemos reflexionar si el bienestar que medimos (y el que queremos) es individual o colectivo

Estas iniciativas se han desarrollado en gran medida en un marco global y enfocado en el mundo desarrollado. No podemos perder de vista que en América Latina y el Caribe existen características socioculturales y estructurales muy diferentes. Muchas de estas medidas consideran solo el bienestar y la felicidad individual. Por ejemplo, en el caso latinoamericano debemos reflexionar si el bienestar que medimos (y el que queremos) es individual o colectivo. Para lo colectivo, debemos ver cuál es el impacto de la familia nuclear y extendida y de la comunidad sobre nuestro bienestar (o malestar). Este factor es particularmente crítico en América Latina, ya que en comparación con sociedades industrializadas, fuertemente individualistas, la familia nuclear y extendida desempeña un papel muy importante como sistema de protección y red de apoyo en casos de crisis. Por esta razón, existe la necesidad de que organizaciones locales y regionales profundicen en el tema y promuevan una agenda de bienestar y sostenibilidad adecuada a nuestras necesidades.

Desde el PNUD trabajamos para desarrollar nuevas medidas que centren el desarrollo en torno al ser humano y no se enfoquen de manera exclusiva en aspectos económicos de los países. El peligro es caer en el relativismo cultural o en aspectos subjetivos que están posiblemente más influenciados por temas psicológicos que de bienestar real.

Encontrar qué medir, cómo y para qué es crucial, ya que, como dijo el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz: “Lo que medimos afecta las decisiones que tomamos”. El PIB como medida seguirá existiendo, ya que el bienestar está indudablemente asociado al crecimiento económico. Pero tenemos la oportunidad y el desafío de crear un índice de desarrollo humano multidimensional con medidas de sostenibilidad ambiental y de bienestar individual y colectivo.

El camino para superar el PIB | Economía | EL PAÍS.

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¿Existen las enfermedades creadas en laboratorio? – ABC.es

Los males y pandemias desarrollados con propósitos oscuros por los científicos, un argumento de los creyentes en teorías especulativas

Maria A. Bracho: Investigadora del Miguel Servet. Centro Superior de Investigación en Salud Pública. Generalitat Valenciana.

Aunque los creyentes en teorías especulativas suelen mostrarse escépticos hacia los argumentos científicos, la pregunta merece ser contestada. Los primeros humanos infectados con el VIH no fueron los hombres homosexuales de la década de los ochenta, sino miembros de poblaciones humanas del centro y centro-oeste de África que se infectaron en las primeras décadas del siglo XX. Y lasinfecciones por hantavirus en el Parque Natural de Yosemiteen California son otro caso típico de zoonosis o enfermedad infecciosa que se transmite de manera natural y eventual de animales a humanos.

Respecto al sida y el síndrome pulmonar por hantavirus (SPH) la respuesta es contundente: los respectivos agentes patógenos que causan estas enfermadades tienen como huéspedes originales o naturales los primates o roedores, respectivamente, desde antes de que los laboratorios y las teorías conspiratorias existieran. Y aún más antiguo que el hombre es el fenómeno evolutivo que diversos agentes patógenos y parásitos, en el que se enmarcan estas dos eficaces zoonosis, y que es conocido como salto entre especies huéspedes.

El VIH no fue creado en ningún laboratorio. Variantes del virus muy similares a las que iniciaron la pandemia de VIH en humanos conviven sin causar ninguna enfermedad aparente a los primates infectados desde tiempos inmemoriales donde este tipo de virus recibe el nombre de VIS (virus de inmunodeficiencia de los simios). Parece que esta convivencia pacífica entre el pariente del simio del VIH y los primates se debe a un largo proceso de co-evolución virus-huésped. Durante este proceso los simios han desarrollado mecanismos moleculares de control sobre el virus que preservan su sistema inmune. El contacto de sangre infectada de ciertos simios con mucosas o sangre humana facilitó este salto de especies por parte del VIS/VIH. De hecho, muchos saltos de estos y otros virus de una especie huésped a otra se encuentran bien documentados y demostrados en la literatura científica desde los tiempos de Louis Pasteur y su vacuna antirrábica. Pero, desafortunadamente, a diferencia del virus de la rabia y los hantavirus cuando infectan humanos, en el caso del VIH la infección en humanos es persistente, cursa de manera silenciosa durante años y su transmisión entre humanos es eficaz. Estos son a grandes rasgos las claves de la pandemia de VIH.

Podemos hablar de enfermedades emergentes o reemergentes, que son aquellas que parecían prácticamente erradicadas y han reaparecido. Pero de momento no se han documentado, hasta donde yo puedo llegar, enfermedades o pandemias relacionadas con propósitos oscuros y causadas por agentes infecciosos inventados en laboratorios. Con los que existen de manera natural ya tenemos suficientes quebraderos de cabeza.

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James Cameron cuenta lo que vio en el fondo del océano – ABC.es

 

James Cameron, a bordo de la cápsula sumergible Deepsea Challenger

El cineasta comparte los descubrimientos de su descenso a la fosa de las Marianas, el lugar más profundo de los océanos

El pasado marzo James Cameron tocó fondo. Literalmente. El cineasta descendió al punto más profundo de los océanos: el abismo Challenger, situado a casi 11 kilómetros de profundidad en un área conocida como la fosa de las Islas Marianas. Durante la bajada, el batiscafo de un metro de ancho y 7 de alto que Cameron pilotó fotografió y filmó todo aquello que se cruzó en su camino.

Ahora, nueve meses después, hemos comenzado a conocer detalles nuevos de la aventura y algunos de los descubrimientos de la expedición, llamada «Deepsea Challenge». El martes James Cameron asistió a la American Geophysical Union en San Francisco, donde participó en una sesión informativa denominada «Ciencia y tecnología en profundidades extremas».

«Acabamos obteniendo resultados científicos increíbles en este proyecto», aseguró el director de «Titanic» y «Avatar». Según informa la revista «Nature» en uno de sus blogs, durante este y otros dos descensos, el innovador batiscafo pudo explorar zonas ignotas para el hombre como la fosa de Nueva Bretaña, ubicada a 8,2 kilómetros de profundidad. «Era básicamente “terra incognita” desde una perspectiva científica», explicó Cameron.

En cuanto a los descubrimientos biológicos, en el fondo de la fosa de Nueva Bretaña encontraron grandes comunidades de un tipo de gusano marino llamado enteropneusta y de anémonas de mar.

En la Serena Deep, una fosa de 10.890 metros de profundidad, el equipo de Cameron encontró afloramientos de rocas cubiertos por extrañas láminas de microbios. Allí los expertos observaron que los afloramientos podían contener rocas alteradas por serpentinización, un proceso que algunos asocian con el origen de la vida. «Serpentinización es el posible responsable del paso entre la geoquímica y la bioquímica», aseguró Kevin Hand, un astrobiólogo del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena (California).

Cameron también compartió con los asistentes detalles sobre cómo se preparó para pasar 9 horas encogido dentro del batiscafo. «Hice yoga durante 6 meses para poder encajar en la esfera de un metro», aseguró el cineasta, quien por ahora no tiene planes concretos de volver a participar en una gesta similar, aunque no pierde la esperanza de obtener financiación para sus futuras exploraciones.

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El «zumbido» que sale de la Tierra – ABC.es

 

El choque de las olas contra la costa genera el famoso «zumbido de la Tierra»

Científicos creen que este murmullo inaudible para el oído humano puede ayudar a describir, por fin, las desconocidas entrañas de nuestro planeta

Nuestro planeta habla. Y lo hace continuamente, con un coro de frecuencias justo por debajo de lo que el oído humano puede captar. Este murmullo, que ha podido ser grabado por todo el mundo, se conoce como el «zumbido de la Tierra» y se cree que está provocado por todos los factores que bombardean su superficie, como los cambios en la presión atmosférica, las olas del océano, la lluvia, el viento y la ruidosa actividad humana. Estas fuerzas generan ondas sísmicas que se unen en un coro mundial, y resulta que sus «cantos» pueden ser muy reveladores. Científicos de la francesa Universidad de Grenoble afirman en la revista Science que este fenómeno puede proporcionar información útil para averiguar cómo es exactamente lo que se esconde mucho más abajo del suelo que pisamos, las partes más profundas del manto terrestre.

Los humanos no podem0s oír el ruido sísmico, pero sí podemos observar cómo es creado. Cada vez que una ola del mar rompe en la costa, se forman estas ondas. Y como son gobernadas por las propiedades físicas del interior de la Tierra, como la composición, la temperatura y la presión de las rocas, ofrecen claves útiles sobre la geología del manto terrestre de 400 a 600 km de profundidad, sin necesidad de realizar un viaje a la manera de Julio Verne. Solo hace falta escuchar.

El aspecto de lo profundo

Los investigadores creen que es posible usar el ruido sísmico para recuperar información sobre la propagación de las ondas, justo como hacen los sismólogos de manera rutinaria con los terremotos. En su experimento, los investigadores instalaron 42 estaciones de registro sísmico en el norte de Finlandia y utilizaron una técnica matemática llamada correlación para comparar señales de ruido entre cada estación y obtener información sobre la propagación de las ondas sísmicas.

Los autores fueron capaces de reconstruir la propagación de las ondas y utilizaron esta información para crear la imagen de la profundidad del manto terrestre. Dado que el ruido ambiental está en todas partes, los autores tienen la esperanza de extender este método de generación de imagen a otros lugares del mundo.

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Una expedición buscará restos de la Luna en la Antártida – ABC.es

 

Los investigadores buscarán meteoritos en la Antártida

Científicos belgas y japoneses partirán a la caza de meteoritos durante más de dos meses

La Antártida, con sus vastas extensiones de hielo puro e incorrupto, supone un paraíso para la búsqueda de meteoritos,especialmente de los más primitivos, que pudieron llegar a la Tierra hace cientos de miles de años. Cuando caen, estas rocas extraterrestres acaban encapsuladas en el hielo, como una cereza en el cubito de un cóctel, preservadas de esta forma de la acción de los elementos. Gracias a este proceso, en el Polo Sur los científicos han conseguido recuperar miles de meteoritos, algunos de ellos muy diminutos y en un magnífico estado de conservación, algo imposible en otras zonas del planeta, donde son degradados por el viento o la lluvia, erosionados por el paso del tiempo o simplemente confundidos con otras rocas. Ahora, una expedición belga japonesa partirá para buscar nuevas joyas extraterrestres en la Antártida. Su objetivo es encontrar pequeños trozos de la Luna o Marte.

Del 3 de diciembre al 12 de febrero, investigadores de la Universidad Libre de Bruselas y del Instituto de Investigación Polar (NIPR) en Tokio partirán a una misión en el campo Ice Blue Nansen, al sur de la estación Princess Elisabeth en la Antártida. No es la primera expedición de este tipo que llevan a cabo; en la región de las montañas Sør Rondane, el equipo ya recogió más de 800 meteoritos.

Los meteoritos proporcionan información valiosa sobre los 4,5 millones de años de evolución del Sistema Solar y los planetas, incluida la Tierra. Los científicos centrarán la búsqueda en las regiones del sur y el este de Nansen. Allí, las condiciones climáticas son difíciles, incluso para el verano antártico. Las temperaturas rondarán los -20°C con una velocidad media del viento de 50 km / h, lo que implica que los investigadores experimentarán una temperatura de -37°C.Estas condiciones climáticas inclementes determinarán el ritmo de días hábiles, a veces con tormentas fuertes que impiden la búsqueda durante varios días.

Los más primitivos

Durante la misión anterior en 2010-2011, después de 13 días de cuatro a seis horas de trabajo llevado a cabo por un equipo de cinco personas, el número total de meteoritos encontrados fue de 218, que varían en tamaño desde 1 hasta 15 cm. Pero más que el número total de rocas, lo más interesante es su rareza. Al menos fueron identificadas dos rarasacondritas (meteoritos rocosos que reflejan la actividad magmática en el sistema solar) y una condrita carbonosa (los meteoritos más primitivos que tienen una composición similar a la del material original de la nebulosa solar). Este año, los investigadores esperan encontrar un pedazo de Marte o de la Luna en la Antártida.

Además de la colección de meteoritos de «tamaño normal», el grupo de investigación también recogerá micrometeoritos, con un diámetro de menos de 2 mm. Los micrometeoritos constituyen la mayor fracción de material extraterrestre que cae sobre la Tierra, con un promedio deunas 40.000 toneladas por año.

Estudios recientes han demostrado que los meteoritos se pueden acumular en las grietas y hendiduras en las montañas de la Frontera, en la Antártida. Este año, el equipo buscará depósitos similares en las inmediaciones de la estación Princess Elizabeth.

Una expedición buscará restos de la Luna en la Antártida – ABC.es.

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Descubren un nuevo olor, el olor blanco – ABC.es

El singular aroma neutro, ni agradable ni desagradable, resulta de la mezcla de al menos treinta compuestos olfativos

Científicos han descubierto un nuevo olor difícil de describir,neutro, ni agradable ni desagradable, y que califican como «olor blanco», ya que es el equivalente olfativo al color blanco o al ruido blanco. De momento, solo puede ser experimentado en laboratorio, así que habrá que esperar para poder regalar un bote de este aroma por Navidad.

De la misma forma que el ruido blanco es una mezcla de diferentes frecuencias de sonido y la luz blanca una mezcla de distintas longitudes de onda, el olor blanco está formado por varios compuestos olfativos. Una gran cantidad, en realidad. Según explican los autores, del Instituto de Ciencias Weizmann (Israel), en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU. (PNAS), obtuvieron 86 moléculas olorosas únicas, las diluyeron a igual intensidad y las utilizaron para preparar varias mezclas aromáticas. Los investigadores determinaron que las mezclas que contenían 30 o más componentes de olor que abarcan el espectro odorífico eran percibidas por los voluntarios como similares entre sí, a pesar de no compartir un único componente. El secreto estaba, precisamente, en su gran cantidad de componentes.

De nombre Laurax

A continuación, los investigadores crearon diferentes combinaciones de olores, y les pusieron un nombre anodino: Laurax. Después de que los voluntarios se familiarizaran con el nombre, tendían a llamar así a las mezclas que nunca había olido antes, pero solo si esas mezclas tenía alrededor de 30 o más componentes que abarcan el espacio olfativo.

Los participantes describieron el olor blanco Laurax como poseedor de propiedades neutrales, ni agradable ni desagradable. El descubrimiento amplía el concepto de blancura al olfato. De forma similar a como una cantidad de diferentes longitudes de onda puede ser percibida como el color blanco, o que varias frecuencias diferentes se puedan oír como un ruido blanco, los olores numerosos de igual intensidad que abarcan el espectro del olor pueden ser caracterizados como olor blanco.

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Ernesto Páramo: «La ciencia tiene que ser amena, interesante y si puede, divertida, pero no a cualquier precio» / Luz Rodríguez

Luz Rodríguez reproduce en el blog de la Asociación Española de Comunicación Científica (AECC) una interesante entrevista a Ernesto Páramo Sureda, Director del Parque de las Ciencias de Granada, y publicada en el blog cienciaengranada

Si hay un rasgo que define aErnesto Páramo (Lugo, 1958 ) es la curiosidad.  Hablamos en su despacho, un lugar diáfano, con paredes blancas y mobiliario oscuro,  con amplios ventanales con vistas al río Genil. Durante casi una hora, conversamos sobre la divulgación científica, los museos de ciencia actuales y de su trayectoria profesional y personal. Ya desde pequeño, en su Galicia natal, en el seno de una familia numerosa de 13 hermanos, el director del Parque de las Ciencias de Granada, se sentía atraído por todo lo que le rodeaba. De su niñez conserva su pasión por los animales, en concreto, una fascinación inexplicable por los reptiles. Desde muy joven empezó a trabajar en proyectos educativos alternativos donde tuvo su primer contacto con la ciencia, más bien, con la tecnología. Sucedió en los talleres de electrónica para niños que organizaba con sus amigos en un centro de los Franciscanos en La Coruña, tenía 16 años. En estos talleres comprobó que hacer circuitos eléctricos y saber porqué se enciende una bombilla, captaba la atención de los niños. Ahí comenzó su interés por la transmisión del conocimiento. Licenciado en Derecho por la Universidad de Granada,  cuenta con un doctorado en lo que es su gran pasión, la Pedagogía. Confiesa que su mayor preocupación es la educación ambiental y lo que pasará en un futuro cuando los recursos naturales se agoten. Ha leído mucho y de todo. Le interesa la economía, la filosofía y la evolución humana lo que le llevó a hacer un Master en Antropología y Genética forense. No sólo se “alimenta” intelectualmente de ciencia, gracias a su mujer, licenciada en Bellas Artes, los museos de Arte son lugares de visita imprescindibles. Desde hace 17 años está al frente del Parque de las Ciencias, un proyecto que nació gracias al empeño de un grupo de amigos que entendían que los museos de ciencias tenían que ser otra cosa. Actualmente sigue con la misma inquietud, pasión y entrega al proyecto. Quedan pocos días para la inauguración de una las exposiciones más esperadas de la temporada, una gran muestra sobre el Cerebro. En esta cita serán muchos los que pasen por el Parque de las Ciencias atraídos por un mismo impulso, el conocer cómo somos o quizás lo que les mueva sea, como a Ernesto, una insaciable curiosidad.

 – En estas casi dos décadas al frente del Parque ha podido ver cómo lo que empezó como un proyecto, a finales de los ochenta, es ya un museo consolidado y un referente nacional e internacional de la divulgación científica. Un proyecto que no para de renovarse y de producir. Una de estas producciones es la esperada “El Cerebro: Viaje al interior”, ¿cómo vive estos momentos previos al ofrecer al visitante un proyecto tan elaborado?

Lo primero que siento es la sensación de un reto cumplido. Por fin llega algo en lo que hemos estado trabajando durante cuatro años y en el que colaboramos con el Museo Americano de Historia Naturalde Nueva York, aportando un cerebro procedente de nuestro laboratorio de plastinación. Han sido unos años de reuniones, firmando convenios, buscando los instrumentos económicos. Vamos a ser la primera sede, en Europa, de esta exposición

– Por el Parque han pasado exposiciones de producción propia y han venido a Granada, muestras internacionales de primer nivel que han situado al museo granadino en el circuito de las grandes exposiciones científicas….

Esta es una de las apuestas que fijó el Consejo Rector del Parque cuando se llevó a cabo la ampliación. Los grandes museos cuentan con el Parque de las Ciencias para hacer sus exposiciones. Antes se pensaba en Barcelona y Madrid, Granada está, actualmente dentro del circuito. Hemos hecho la exposición del Tyranosarius Rex, la de la Antártida y hay en cartera otros proyectos internacionales importantes. Yo creo que esto es algo bueno para los granadinos porque no hay que irse por ahí para ver grandes exposiciones. Aquí vienen con un paquete de talleres, conferencias y actividades.

………..

Formación, innovación y divulgación

– Hablemos de Francesco Tonucci, una figura muy presente en su visión de entender la educación. El Consejo de los Niños, la libertad para descubrir y experimentar, los niños como protagonistas…Son ideas procedentes del pensador italiano que han tomado forma en el Parque de las Ciencias ¿Hasta qué punto ha influido Tonucci en cómo es hoy el Parque?

Él es una persona que tiene un enorme prestigio científico y, al mismo tiempo, es un gran trasgresor, esto es una cosa que no suele casar muy  bien. Nunca le da miedo innovar, crear o criticar aquello que considera adecuado. Creo que ha sido una fuente de inspiración muy grande para el Parque de las Ciencias que nos ha animado a transgredir en algunas cosas, como por ejemplo, la Sala Explora, el Desván del Museo, el Consejo infantil son iniciativas que, posiblemente, no hubiésemos hecho por lo menos con tanta libertad sino fuera por su respaldo. Si tuviera que quedarme con alguna cosa de él es que dice algo que parece un poco tópico y es que dice que hay que tomarse a los niños muy en serio y no infantilizar las cosas. Yo creo que ese mensaje es muy potente y ha calado mucho en el personal del museo.

– Licenciado en Derecho e interesado por la Pedagogía se mueve, desde hace años, en el ámbito de la Ciencia. Habla de astronomía, medicina, biología, ¿Cómo ha sido este proceso de formación?

Yo empecé interesado en los temas de educación ambiental. Llegué a ser consciente de la importancia de la ciencia desde el medioambiente al darme cuenta que todos los temas de educación ambiental que fueron muy importantes en los años 80 en toda Europa, se quedaban en lo emocional si no tenían un respaldo científico. He sido una persona curiosa que me ha interesado mucho formarme, siempre lo he ido haciendo mientras trabajaba. Cuando empezó a interesarme la museología científica me formé en el que es el museo de referencia de Europa, el Deustch Museum y hay comprendí, porque hice el curso de Dirección de Museos en Munich, que la museología clásica tenía unos límites y que había que dar un paso más, que fuera más interactiva, más participativa. Siempre he intentado no quedarme en una formación única, beber de muchas cosas.

– Otro de los campos que le interesa es el de la divulgación científica, ¿cómo hemos avanzado en España en este ámbito?

Los españoles no deberíamos ser ni autocomplacientes ni autoflagelarnos continuamente, porque en muchas cosas, estamos a un excelente nivel. Cuando vienen colegas desde otros museos de cualquier país del mundo, se quedan asombrados y nos piden colaboración. Las cosas en España han avanzado mucho y muy deprisa. Si miras a principio de los 90, había tres museos de ciencia y ahora hay casi cincuenta. Hemos subido mucho el nivel pero también hay que hacer un poco de autocrítica pero para mejorar, no para deprimirse. Quizás, en algunos aspectos, se ha trivializado un poco. A veces por el afán de atraer más público puedes rozar el parque de atracciones. Tenemos que diferenciar mucho de lo que es una cosa en lo que lo fundamental es el ocio y el divertirse y un museo de ciencia interactivo con un objetivo. La ciencia tiene que ser amena, interesante y si puede, divertida, pero no a cualquier precio. Pasa también en el periodismo científico, hay una línea que no se sabe bien donde está en la que es muy fácil pasar de lo popular, de intentar atraer al público, que es lógico y legítimo, a llegar a hacer casi prensa del corazón científica. En ese límite está la profesionalidad, tanto en el caso del periodista como en el de los responsables del museo para saber mantener tu línea y ser fiel a tu proyecto.

– Los científicos además de divulgar están saliendo a la calle a reivindicar y en defensa de su trabajo ¿Corren malos tiempos para la investigación?

Con el estrés financiero que hay, evidentemente sí. Estoy tan convencido de que para los países desarrollados no hay otra puerta de salida que la del progreso científico- técnico, todo lo demás es retraso. Yo soy optimista y no se puede desanimar a las nuevas generaciones con que la ciencia no tiene salida, es todo lo contrario, no hay más salida que la ciencia.

Una vida marcada por la curiosidad y una preocupación, el medioambiente

– ¿Cuál fue su primer contacto con la ciencia?

Siempre he sido una persona muy, muy curiosa. De joven, en la Facultad de Derecho, lo mismo me gustaba la economía, que la filosofía. He leído mucho. Me han apasionado las obras completas de Julio Verne, Asimov…Yo creo que la curiosidad, el interés por todo, es algo que he tenido desde pequeño. Ya de adulto mi preocupación real fue por todo el tema medioambiental, la relación entre el hombre y el medio. Antes que nosotros pensaban que el mundo no tenía límites, que los recursos eran infinitos, yo creo que fue nuestra generación la que descubrió que nuestros recursos sí que se acaban. Toda la eclosión de la conciencia ambiental ha sido muy importante para toda una generación de españoles.

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Seguir entrevista Ernesto Páramo: «La ciencia tiene que ser amena, interesante y si puede, divertida, pero no a cualquier precio» / Luz Rodríguez.

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Crean un plástico sensible al tacto que se repara a sí mismo – ABC.es

Un equipo de ingenieros y químicos de la Universidad de Stanford ha logrado crear el primer material sintético que es sensible al tacto al mismo tiempo que es capaz de repararse a sí mismo rápida y repetidas veces a temperatura ambiente. El avance, descrito en la revista Nature Nanotechnology, podría llevar al desarrollo de prótesis más inteligentes y aparatos electrónicos más flexibles y resistentes que se autoreparen.

La piel humana es un invento excepcional. No solo es sensible, lo que permite enviar al cerebro la información precisa sobre presión y temperatura del exterior, sino que también logra repararse eficientemente para conservar una barrera que nos proteja frente a las agresiones del mundo. Los científicos han combinado estas dos características en un material sintético. En concreto, el material puede sentir la presión y repararse a sí mismo cuando se daña o se corta.

«En la última década, ha habido grandes avances en piel artificial, pero incluso los materiales que eran más eficaces en repararse a sí mismos tenían grandes inconvenientes», explica Zhenan Bao, ingeniero químico y uno de los autores de la investigación. Algunos de esos materiales tenían que estar expuestos a altas temperaturas para repararse, lo que los hace impracticables para su uso en el día a día. Otros podían repararse a temperatura ambiente, pero eso suponía cambiar su mecánica y estructura química, así que solo podían hacerlo una vez. Además, ninguno era un buen conductor de electricidad, una propiedad muy importante para que pueda interactuar con el mundo digital.

Los investigadores comenzaron con un plástico consistente en una larga cadena de moléculas unidas por hidrógeno. «Estas uniones dinámicas permiten al material autorepararse», explican los investigadores. Las moléculas se rompen fácilmente, pero entonces, cuando reconectan, las uniones se reorganizan y restauran la estructura del material después de que este se dañe. El resultado es un material flexible.

A este polímero flexible, los investigadores añadieron pequeñaspartículas de níquel, el cual incrementa su fuerza mecánica y facilita que sea un conductor eléctrico. El resultado es un polímero de características poco comunes. «La mayoría de los plásticos son buenos aislantes, pero este es un excelente conductor», dice Bao.

Los investigadores tomaron una banda de material y lo cortaron por la mitad con un bisturí. Después de presionar las piezas juntas durante unos segundos, se dieron cuenta de que el material volvía a tener el 75% de su fuerza y conductividad eléctrica originales. El material se reparó casi en un 100% en treinta minutos. «Incluso la piel humana tarda días en repararse, así que esto es bastante bueno», dice el equipo. Además, la misma muestra podía ser cortada repetidamente en el mismo lugar. Después de 50 cortes y sus consiguientes reparaciones, la muestra se comportaba como el original.

Sensible al tacto

 

El equipo también estudió la manera de utilizar el material como un sensor. Para los electrones que forman una corriente eléctrica, tratar de pasar a través de este material es como tratar de cruzar un arroyo saltando de piedra en piedra. Las piedras en esta analogía son las partículas de níquel, y la distancia que los separa determina la cantidad de energía que un electrón tendrá que liberar para moverse de una piedra a otra.

Los investigadores dicen que el material es lo suficientemente sensible para detectar la presión de un apretón de manos. Podría, por lo tanto, ser ideal para ser utilizado en prótesis. El material es sensible no solo a la presión sino también a la flexión, por lo que una extremidad protésica podría algún día ser capaz de registrar el grado de curvatura de una articulación.

Hay otras posibilidades comerciales. Los aparatos eléctricos y los cables recubiertos de este material podría repararse a sí mismos y obtener electricidad que fluya de nuevo sin un mantenimiento costoso ni complicado, sobre todo en la dificultad de alcanzar lugares como el interior de las paredes de un edificio o en vehículos.

El siguiente paso para el equipo es convertir el material en elástico y transparente, de modo que pueda ser que sea apto para el embalaje y la superposición de los dispositivos electrónicos o pantallas de visualización.

Crean un plástico sensible al tacto que se repara a sí mismo – ABC.es.

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La innovación llega a los 35 | Tecnología | EL PAÍS

Estructuras más livianas para el sector de la aeronáutica en un momento en el que el petróleo castiga a las aerolíneas y a la atmósfera. Nanopartículas que sirven para convertir residuos en plásticos o combustibles. Sistemas que combinan la robótica con la neurociencia para recuperar a personas con un ictus. O un sistema informático que permita democratizar los mejores laboratorios y los permita utilizar a colegios y universidades a través de la informática. Ideas hay miles, muchas más que proyectos innovadores que llegan a hacerse realidad. Y aun son menos si quienes los catalizan son personas por debajo de los 35 años.

Una de esas personas es Juan Moreno, del grupo de bioingeniería del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Investiga cómo recuperar la capacidad del cerebro de una persona que ha sufrido un ictus mediante la formación de nuevas conexiones neuronales. A sus 34 años ha desarrollado una “especie de armadura controlada que ayuda a controlar las piernas”, a la vez que monitoriza el sistema nervioso a través de electrodos colocados en la cabeza del paciente.

Ese sistema no invasivo pretende acelerar el trabajo de un fisioterapeuta y, así, la capacidad de caminar de las víctimas de accidentes cerebrovasculares. Diez personas lo prueban actualmente en España, con buenos resultados, pero Moreno quiere que las pruebas se extiendan también por hospitales europeos y estadounidenses para validar el invento e incluso comercializarlo. “Intentamos involucrar a cinco hospitales más”, apunta el investigador.

La investigación llevada a cabo le ha valido a Moreno convertirse en uno de los 10 premios TR35 Spain, el galardón desarrollado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) para aflorar talento científico. Los premios nacieron hace una década con ese objetivo y sirvieron para colocar en el escaparate a Sergey Brin (Google) o a Mark Zuckerberg (Facebook). Ahora, con el apoyo de BBVA y la colaboración de PRISA y sus distintos medios de comunicación: EL PAÍS, Cinco Días,la cadena SER y Canal+, el TR35 celebra su segunda edición en España para proyectar la masa gris de los 10 investigadores más jóvenes.

También en el campo médico ha sido premiado Héctor Perea, que ha desarrollado un sistema que mejora la tolerancia del cuerpo humano a los implantes vasculares a través de un sistema que ayuda a recubrir los estents con una capa de células del propio paciente, gracias al uso de campos magnéticos y biomateriales.

Gracias a esas células se evita el contacto directo de la sangre con el material sintético de los implantes, lo que aumenta la biocompatibilidad y evita el rechazo del cuerpo humano. El invento, en fase de certificación europea, se ha puesto en marcha como proyecto de desarrollo clínico en un hospital alemán.

Pablo Orduña, de 28 años de edad, será otra de las personas que el 23 de noviembre recibirá el premio. Hace ocho años, cuando estudiaba tercero de Informática en la Universidad bilbaína de Deusto, se incorporó como becario a un proyecto que perseguía que “los estudiantes de colegios y universidades pudieran utilizar a distancia los laboratorios universitarios”.

La idea, a primera vista, no es más que llevar a la ciencia la teoría de las economías de escala.

El sistema puede elevar de forma exponencial la innovación al rentabilizar al máximo los laboratorios y suplir en parte la baja inversión en investigación y desarrollo (I+D) de España.

Una vez esté listo el sistema informático que lo permita, se podría crear una federación de centros asociados que compartiesen instalaciones, llegando incluso a “crear un mercado de laboratorios”, según explica Pablo Orduña.

Ocho años después de sumergirse en el proyecto, Orduña sigue inmerso en el proyecto, ahora desde DeustoTech, pero cree que se está aproximando al sistema informático definitivo que le ayude a ponerlo en marcha para que, por ejemplo, un alumno pueda entrar a través de su ordenador en un acuario real situado en una universidad situada a miles de kilómetros y alimente a los peces. Orduña cree que hasta 600 estudiantes pueden llegar a utilizar un laboratorio si se distribuye de forma equitativa la carga de trabajo.

También de cargas va el proyecto premiado de Ana Díez, investigadora del CSIC. Sin embargo, ella se ha centrado en encontrar materiales compuestos termoplásticos de gran resistencia y ligereza que permitan reducir el peso de los aviones —y otros productos— y, por tanto, reducir el coste del transporte y las emisiones contaminantes a la atmósfera.

Díez no es la única que investiga cómo aligerar estructuras, pero sí ha logrado cómo optimizar esas estructuras con nanotubos de carbono, resolviendo la alta versatilidad del material a la vez que se consiguen buenas propiedades eléctricas y mecánicas. La idea debe ser buena, porque una multinacional negocia la explotación de la patente internacional del sistema.

Entre los premios TR35 se encuentra la investigación llevada a cabo por Gerasimos Konstantatos en el Instituto de Ciencias Fotónicas, donde lidera el grupo de investigación en aparatos nanofotónicos.

Este joven investigador ha puesto en manos de la industria unos nanomateriales llamados puntos cuánticos que permiten crear fotodetectores de alto rendimiento y sensores de imagen a menor precio. Con su invento, las cámaras de visión infrarroja bajarían de los actuales 20.000 euros a unos cien. Konstantatos ha montado su propia empresa, InVisage, con la que piensa comercializar sus hallazgos.

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Invertir en ciencia… por nuestros hijos | EL PAÍS

Pedro Duque / JUAN MARTÍN MISIS (EFE)

En plena crisis, la sociedad debe actuar con sabiduría para no hipotecar su futuro. El espacio es un sector estratégico para Europa; es esencial mantener el esfuerzo presupuestario

Es preciosa la leyenda de José y el Faraón, y contiene una gran sabiduría. La leyenda nos enseña que es precisamente en los tiempos de vacas gordas cuando los gobernantes han de prepararse para los tiempos de vacas flacas, que antes o después vendrán. Habrá que reflexionar qué habremos de hacer cuando las vacas gordas vuelvan, y apuntarlo bien, que luego se olvida. Ya que no supimos guardar un quinto del grano producido como hubiera recomendado José, es importante ahora poner mucho cuidado en cómo repartimos lo que tenemos.

Los presupuestos de una familia, de una empresa o de las Administraciones públicas tienen dos grandes capítulos donde emplean los fondos: gasto e inversión. Inversión es el uso de dinero con la expectativa razonable de recuperarlo y sacarle rendimiento; gasto, el uso de dinero que no nos genera esa expectativa. Si hablamos de los presupuestos públicos, se podría decir que el gasto lo hacemos para nosotros y la inversión la hacemos para nuestros hijos.

Creo obvio que la educación primaria, la universitaria, la promoción de la ciencia y la de la tecnología son inversiones porque se pueden esperar razonablemente de ellas rendimientos futuros. Veo con mucha preocupación que se trate estas partidas como si fueran gastos. Una escuela de calidad es la garantía de que los mejores talentos se desarrollarán y producirán una generación de científicos y tecnólogos dentro de 10 o 20 años. La Universidad accesible a todos, según sus méritos y su esfuerzo, asegura la continuidad de este proceso para dentro de cinco o 10 años. Y las inversiones en fomento de la ciencia y la tecnología promocionan la conversión de todo ese talento en innovación que revertirá en nuevos productos, patentes, servicios y, en general, en sólida exportación en plazos aún más cortos.

Para trasladarlo a un área cercana a mí, la idea de que se “gasta mucho” en programas espaciales debe desterrarse por dos motivos. En primer lugar porque no se gasta sino que se invierte. Estudios económicos de entidades tan prestigiosas como la OCDE coinciden en que cada euro invertido en la actividad espacial reporta a la economía de un país entre 4 y 20 veces su valor: las posibilidades abiertas por el espacio hacen surgir infinidad de nuevos negocios y la innovación conseguida mejora los procesos de las demás industrias. En segundo lugar porque lo que se invierte no es mucho. Si repartiéramos entre todos los españoles la inversión pública de España en espacio cada año tocaríamos a… unos cuatro euros. En Europa la media es de 10, una décima parte que en EE UU. Comparémoslo con las cifras que se barajan por persona del coste de los rescates bancarios, por ejemplo. Y con esa pequeña inversión hemos conseguido que la industria y los científicos europeos sean líderes mundiales en lanzadores comerciales, satélites de comunicaciones, exploración planetaria y observación científica de la Tierra, por citar solo algunos ejemplos, y sin mencionar el efecto de las tecnologías espaciales sobre otros sectores.

En el caso español, ha costado muchos años de esfuerzo y tenacidad construir una consolidada y pujante industria espacial. Industrias, centros de investigación y universidades de nuestro país participan en prácticamente todos los programas de la Agencia Europea del Espacio (ESA), y han adquirido un gran prestigio en Europa. Llegar hasta aquí ha requerido mucho tiempo y mucho esfuerzo y es esencial mantener e intensificar las inversiones en este sector de tanta importancia estratégica.

No nos liemos ahora entre gasto e inversión, y no nos carguemos ahora las vacas flacas, sobre todo las que darán buena leche en cuanto tengan mejor pienso. Por nuestros hijos.

Invertir en ciencia… por nuestros hijos | Sociedad | EL PAÍS.

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El telescopio IceCube desvelará la imagen del primer neutrino cósmico en Navidades – ABC.es

  • Esta «trampa de neutrinos», está enterrada a 2,5 kilómetros bajo el hielo del Polo Sur

El director del Instituto de Investigación en Física de Partículas Elementales de la Universidad de Wisconsin y director del telescopio o trampa de neutrinos «IceCube» enterrado a 2,5 kilómetros bajo el hielo del Polo Sur, Francis Halzen, ha afirmado que su instrumento podría mostrar para estas Navidades la primera imagen de un neutrino cósmico de alta energía que podría provenir de una galaxia o incluso del centro del Sol.

En este sentido, Halzen, que impartirá esta tarde una conferencia en la Fundación BBVA, en Madrid, en el marco de la segunda edición del ciclo «La ciencia del cosmos, la ciencia en el cosmos», ha explicado que los más de 5.000 sensores de luz del tamaño de una pelota de baloncesto enhebrados en 87 cables que componen el IceCube están buscando los neutrinos que desvelen qué es y de dónde sale la materia oscura, de la que el universo está compuesto en algo más de un 20 por ciento.

Esto puede ser posible, según ha apuntado, porque el Sol cuando se desplaza atrapa ocasionalmente partículas de materia oscura que se acumula en su centro y se producen colisiones que generan neutrinos de muy alta energía que el IceCube puede detectar.

En estos momentos, los físicos del proyecto trabajan con 1.500 ordenadores analizando los datos recogidos durante el primer año de funcionamiento de este telescopio que trabaja al cien por cien desde mayo de 2011 con el fin de detectar también neutrinos procedentes de una explosión de supernova que se produce aproximadamente dos veces cada cien años.

Halzen ha señalado que los neutrinos se descubrieron en 1956 y, según ha precisado, son partículas sin carga eléctrica como los fotones que pueden provenir tanto de fuentes terrestres —los aceleradores de partículas— como de otras galaxias, pero que, a diferencia de la luz, pueden atravesar la Tierra, los agujeros negros, o las personas sin dejar huella y a la velocidad de la luz.

«Los neutrinos de muy alta energía son los mensajeros cósmicos de los procesos más violentos del universo, como los agujeros negros gigantes que devoran estrellas en el núcleo de las galaxias activas o las explosiones de rayos gamma, las mayores de que tenemos constancia en el universo desde el Big Bang», explica Halzen.

El problema, según ha indicado Halzen, es que de los 100.000 neutrinos que el IceCube atrapa al año —uno por cada seis minutos—, apenas unos diez son verdaderamente interesantes por su alta energía, mientras que el resto, como los atmosféricos, suelen ser, como él los denomina, «aburridos».

El telescopio IceCube desvelará la imagen del primer neutrino cósmico en Navidades – ABC.es.

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Los matemáticos polacos, Alan Turing y el secreto de la máquina Enigma

Una vez más, el ingenioso blogger Francis (th)E mule Science’s News

Muchos creen que Alan Turing, que recibió la Orden del Imperio Britanico por ello, fue el responsable de las técnicas matemáticas de criptoanálisis que revelaron el secreto de la máquina Enigma, utilizada por los nazis para cifrar sus conversaciones militares. Sin embargo, entre 1932 y 1938, el servicio secreto polaco (Biuro Szyfrów), gracias al criptoanálisis de la máquina Enigma de tres ruedas realizado por Marian Rejewsky, fue capaz de descifrar el 75% de los mensajes cifrados que lograron interceptar. Nos lo cuenta estupendamente B. Jack Copeland, “Enigma,” pp. 217-264 in “The Essential Turing. Seminal Writings in Computing, Logic, Philosophy, Artificial Intelligence, and Artificial Life plus The Secrets of Enigma,” Edited by B. Jack Copeland, Clarendon Press, 2004. Todos los que quieran saber más sobre la vida y obra de Turing deberían leerse este libro de Copeland.

En septiembre de 1938 los nazis cambiaron el sistema para asignar claves diarias. Pocas semanas más tarde, Rejewsky y sus colegas desarrollaron dos nuevos métodos de criptoanálisis, uno basado en hojas de papel perforadas con agujeros que permitían determinar la nueva clave diaria y el otro basado en una máquina  electromecánica (diseñada por Rejewski y el ingeniero Antoni Palluth) a la que llamaron “bomba” (en plural “bomby”). El nombre “bomba” fue elegido de forma jocosa; no sabían que nombre elegir y mientras le daban vueltas al asunto, uno de ellos disfrutaba de un postre helado de origen francés que en polaco recibía el nombre de “bomba” (versión polaca del francés “bombe”). En noviembre de 1938 ya disponían de seis “bomby” en operación, capaces de descifrar en dos horas lo que de otra forma requería unas 200 horas de trabajo de una persona. Sin embargo, en diciembre de 1938, los nazis añadieron dos ruedas más a la máquina. Los recursos disponibles por el Biuro Szyfrów polaco no eran suficientes para fabricar todas las réplicas necesarias para cubrir todas las combinaciones posibles de las ruedas de la máquina (donde antes bastaban 6 diferentes ahora eran necesarias 60 y por cada una había que fabricar 36 réplicas). Los polacos necesitaban ayuda.

En julio de 1939, los polacos invitaron a los servicios secretos francés y británico a una pequeña ciudad cerca de Varsovia, llamada Pyry. Toda la información criptoanalítica, incluyendo el método de la bomba, el de las hojas perforadas y sendas réplicas de la máquina Enigma fueron cedidas a sus aliados. En aquel momento, Dilly Knox (becario del King’s College, como Alan Turing), había descubierto en el GC & CS de Bletchley Park (Government Code and Cypher School) un método de criptoanálisis muy similar al de Rejewsky, pero era inútil sin una copia de la máquina Enigma en la que estudiar su cableado. Sin esta réplica y la información cedida por los polacos, Knox y Turing no habrían podido iniciar su trabajo hasta mayo de 1940, cuando los británicos pudieron capturar varias máquinas Enigma en Noruega por sus propios medios.

Una máquina bombe de Bletchley Park. Se muestran los paneles frontal (izqda) y trasero (dcha). (C) National Museum of Science and Industry.

En Pyry, Knox comentó que la “bomba” no era flexible y que cualquier cambio en el sistema de transferencia de claves podía hacer que se volviera inútil. De hecho, así ocurrió en mayo de 1940. Había que desarrollar una máquina mejorada mucho más flexible, la “bombe” de Betchley Park (en noviembre de 1939 la llamaban “superbombe,” pero más tarde se impuso el nombre más simple de “bombe”). Turing fue el responsable de su diseño. La “bombe” contenía 36 réplicas de la máquina Enigma, algunas decenas de miles de cables y un millón de soldaduras. En enero de 1940, los británicos devolvieron el favor a los polacos cediéndoles una copia de la nueva “bombe.” La máquina sufrió múltiples mejoras, como la adición del panel diagonal diseñado por Gordon Welchman. Por cierto, una de las estudiantes de Welchman, Joan Clarke, colaboró codo con codo con Turing en el desarrollo de este panel hasta el punto que en 1941 se comprometieron en matrimonio, aunque el compromiso duró poco tiempo. Para distinguir la nueva máquina de la antigua se le puso el nombre de “Spider,” aunque más tarde cuando se abondonó el diseño antiguo volvió a usarse el nombre de “bombe.”

El éxito de los británicos en Bletchley Park fue rotundo. En 1942, el GC & CS era capaz de descifrar unos 39.000 mensajes codificados con la máquina Enigma al mes. Alrededor de 1945, Bletchley Park tenía unos 9.000 empleados.

Por cierto, el papel de Turing en el descifrado de la máquina Enigma Naval (de la que ni polacos ni británicos disponían de una réplica) será motivo de una futura Nota Dominical.

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LIBROS: La Conquista Social de la Tierra | Cultura | EL PAÍS

  • La conquista social de la Tierra  Edward O. Wilson
  • Traducción de Joandomènec Ros
  • Debate. Barcelona, 2012 382 páginas. 23,90 euros (electrónico: 15,99)

Existe una vieja fábula que cuenta que un escorpión le pidió a una rana que lo transportase a través de un arroyo. La rana se negó, diciendo que temía que el escorpión la picase, pero éste le aseguró que no haría tal cosa. “Después de todo”, le dijo, “ambos pereceríamos si yo te picara”. En vista de ello la rana aceptó. Sin embargo, a medio camino de la travesía del arroyo el escorpión le clavó su letal aguijón. “¿Por qué lo hiciste?”, preguntó la rana mientras ambos se hundían bajo la superficie. “Es mi naturaleza”, contestó el escorpión.

Si hubiese que resumir en pocas palabras el tema central del libro objeto de la presente reseña, La conquista social de la Tierra, bastaría con decir que trata de responder a la cuestión de cuál es la naturaleza humana, una cuestión que es difícil contestar con la seguridad que el escorpión dio a la rana. ¿Cuál es, en efecto, nuestra naturaleza? El autor de esta obra es Edward Wilson (1929), que no sólo es un entomólogo de talla mundial, probablemente el mayor experto en el estudio de las hormigas (mirmecología), sino también un magnífico y prolífico autor de libros destinados al público general, ocupación en la que ha cosechado éxitos de importancia: ganó dos premios Pulitzer, el primero (1979) por —el tema al que ahora vuelve— Sobre la naturaleza humana y el segundo (1991) por Las hormigas, que escribió junto a Bert Hölldobler. La conquista social de la Tierra constituye en mi opinión algo así como su visión última de la naturaleza, a cuya comprensión y conservación tantos esfuerzos ha dedicado. Comprender la naturaleza humana es para Wilson ser capaces de contestar a las preguntas más transcendentales que podemos hacernos: ¿de dónde venimos?, ¿qué somos? Preguntas que deberían servirnos para plantearnos otra no menos fundamental, la de ¿adónde vamos? La ciencia, como la historia, recordemos, encuentra una de sus justificaciones más sólidas si nos sirve para actuar sobre el presente y orientar el futuro.

Decía antes que hace más de tres décadas Wilson ya se ocupó de este tema, pero los avances científicos realizados, especialmente durante las dos últimas décadas, permiten plantearlo ahora de manera más satisfactoria y más coherente. La conclusión a la que ha llegado Wilson es que la clave del asunto se encuentra en el concepto de “sociabilidad”, de “social”. El Santo Grial en el que se basa es el concepto de “eusocialidad”, la característica de los individuos “eusociales”, aquellos que se reúnen en grupos que contienen múltiples generaciones y que están dispuestos a realizar actos altruistas como parte de su división de trabajo. Resulta, y ello ya nos dice algo sobre nuestra privilegiada posición en la historia de la vida sobre la Tierra, que han existido muy pocos individuos de este tipo a lo largo de la historia de la Tierra: tres clases de insectos, las abejas melíferas, los termes constructores de termiteros y las hormigas, y una especie de homínidos, los Homo sapiens, esto es, nosotros.

El escorpión, la rana y la naturaleza humana | Cultura | EL PAÍS.

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¿Por qué cuando tocamos el hielo tenemos la sensación de quemarnos? – ABC.es

Cubitos de hielo

La sensación de quemadura y las lesiones que pueden producirse cuando tocamos ciertos objetos que se encuentran a muy baja temperatura son similares, aunque no idénticas, a las que experimentamos cuando tocamos objetos muy calientes. No obstante, aunque las sensaciones sean muy parecidas, los procesos que producen el daño biológico son diferentes. En el caso de los objetos fríos, la transferencia de calor desde el objeto caliente (nuestros dedos) al frío (el hielo) puede dar lugar a la congelación del agua contenida en las células, con formación de cristales de hielo que, si crecen lo suficiente, pueden desgarrar las membranas celulares, provocando que el líquido contenido en su interior se derrame. El resultado final es la destrucción de los tejidos congelados.

Como en el caso de las quemaduras por alta temperatura, el objeto frío debe reunir ciertas características para producir daños. Así, debe tener una temperatura baja y una conductividad térmica alta,para que la velocidad de pérdida de calor sea mayor que la de generación de calor en los tejidos vivos (nuestros dedos). Además, ese objeto debe tener una gran capacidad para almacenar el calor transferido (masa grande y alta capacidad calorífica/calor específico) yel tiempo de contacto debe ser lo suficientemente prolongado (el gradiente térmico suele ser relativamente pequeño comparado con el de las quemaduras por alta temperatura). Solo si se cumplen estas condiciones se podrán producir daños permanentes en los tejidos.

Por Eduardo Martínez Tamayo. Instituto de Ciencia de los Materiales, Parque Científico de la Universidad de Valencia.

¿Por qué cuando tocamos el hielo tenemos la sensación de quemarnos? – ABC.es.

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Uno de cuatro españoles no está interesado en la ciencia porque ‘no la entiende’ | Ciencia | elmundo.es

  • Un 87% cree que la ciencia contribuye al desarrollo económico
  • Un 86% opina que aporta ventajas para mejorar la calidad de vida
  • Sólo el 37% estaría dispuesta a hacer donaciones altruistas al I+D

Uno de cada cuatro españoles no está interesado en la ciencia principalmente porque no la entiende. Éste es uno de los muchos datos que ha desvelado de la VI Encuesta de la Percepción Social de la Ciencia y la Tecnologí­a realizada por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnologí­a (Fecyt). Además, un 41,9% de la población percibe su educación científica como baja o muy baja, frente a un 10,3% que dice que es alta o muy alta y un 46,6% que la califica de normal.

Al mismo tiempo, sólo el 36,7% de la población española haría donaciones altruistas a la ciencia, aunque el documento también destaca que hay un 20,4% de los encuestados que estarían dispuestos a contribuir en la financiación del sector pero «no tienen posibilidades».

El director general de Fecyt, José Ignacio Fernández, ha señalado que se trata de «un porcentaje bastante alto» aunque ha indicado que «se queda corto» teniendo en cuenta los datos de reconocimiento que se reflejan en la encuesta para la ciencia. Así, ha indicado que un 87% de los españoles cree que este sector contribuye al desarrollo económico, mientras que un 86% piensa que aporta ventajas para mejorar también la calidad de vida.

La secretaria de Estado de I+D+i, Carmen Vela, ha indicado que la cifra del 37% «es baja, teniendo en cuenta el reconocimiento que tiene la profesión y la labor científica en la sociedad». Vela ha señalado que en su departamento se ha pensado en el ‘micro-crowdfunding’ como medio para atraer una mayor inversión privada, pero esta cifra les ha dejado «fríos».

Mecenazgo científico

Preguntada por la posibilidad de poner en marcha el micromecenazgo o retomar la idea de una casilla para la ciencia en la declaración de la renta, la secretaria de Estado ha apostado por la primera opción porque, a su juicio, «permite una financiación sin tener que excluir a nadie». «El ‘micro-crowdfunding’ permite atraer financiación a la ciencia sin que se está pidiendo que se elija entre otras donaciones» como, según apunta, podrí­a ocurrir en el caso de la casilla.

Precisamente, con relación a la financiación de la ciencia, la encuesta destaca que el 59,4% de los ciudadanos consideran de forma mayoritaria que las empresas no dedican los suficientes recursos a investigación científica y desarrollo tecnológico. Vela ha señalado que hasta ahora los objetivos de Europa es que dos tercios del sector se financie con fondos privados, un objetivo que, según ha señalado, «en España quizás habrí­a que rebajar para que sea más factible».

La secretaria de Estado ha indicado que su departamento «más que exigir y demandar» lo que quiere es «acompañar a las empresas en el recorrido de financiación a la I+D+i» con el fin de «potenciar su competitividad».

Además, de la falta de financiación privada, los encuestados creen que tanto el Gobierno Central (60,1%), como los autonómicos (58,6%), locales (56,9%) y europeo (57,8%) deberían invertir más en investigación en ciencia y tecnología, porcentajes que superan el 80% si se suman los de aquellos que creen que debe mantenerse la inversión.

Al preguntar a los ciudadanos en qué sectores aumentaría el gasto público, un 44% de los ciudadanos lo haría en ciencia y tecnología, un porcentaje «muy superior» al 28,4% de 2010 y sólo por detrás de seguridad ciudadana (48,5%), según ha apuntado Fernández.

El impacto de los jóvenes

El estudio muestra que sigue aumentando el interés por la ciencia y la tecnologí­a, que crece un 19% desde 2010 y el de los jóvenes de 15 a 24 años lo hace en un 40%, «al pasar del 17,4 al 24,3%», según ha señalado el director general de Fecyt, quien ha apuntado que este grupo de edad «es el más interesado por la ciencia y a él se debe principalmente el incremento general observado de 2010 a 2012».

Este interés por la Ciencia y la Tecnologí­a es notablemente mayor entre los hombres (21,1%) que entre las mujeres (10,5%). Por comunidades autónomas, el interés por la ciencia es mayor en Murcia (22%), Cantabria (21,1%), Canarias (20,6%) y Paí­s Vasco (20%), mientras que manifiestan menor interés por las noticias e informaciones de carácter científico y tecnológico en Extremadura (10,5%), Navarra (10,9%), Galicia (11,3%), Aragón (11,8%) y Cataluña (12,4%).

Al respecto Vela ha destacado la importancia de la «divulgación y la buena comunicación de la ciencia». A su juicio, algunas de estas cifras por comunidades muestran «el impacto mediático que puede tener la ciencia».

«Probablemente en Murcia haya crecido más el interés por la ciencia trasel terremoto de Lorca, cuando se vieron arropados por los científicos que fueron a ayudarles, mientras que Cataluña, a pesar de ser una potencia en el sector, puede tener otros temas que sobrepasan ahora el interés de la sociedad».

Finalmente, Vela ha indicado que aunque la I+D+i «ha salido bien parada» de los Presupuestos Generales del Estado para 2013, «dentro de la situación actual», espera que en 2014 «la ciencia recupere mucho de lo que tiene que recuperar».

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Las ciencias de la vida, el sector con más futuro | Cataluña | EL PAÍS

Cuando el pasado 5 de septiembre se presentó en Londres el espectacular resultado del proyecto internacional Encode, la investigación genética más ambiciosa desde la secuenciación del genoma humano, una de las tres personas que participó en la rueda de prensa era Roderic Guigó, profesor de la Universidad Pompeu Fabra e investigador del Centro de Regulación Genómica de Barcelona. En esa imagen se condensa lo que todas las fuentes consultadas, ya sean gestores científicos o investigadores, consideran que ha de ser el objetivo de Cataluña para los próximos 30 años: jugar en una Champions League de la ciencia a nivel mundial. Tener algo que hacer y decir en un mundo terriblemente acelerado, el del conocimiento, que no sabe de fronteras y en el que lo que cuenta es la capacidad de avanzar. Es también la manera de orientar la economía hacia un modelo productivo basado en el conocimiento, capaz de crear riqueza y prosperidad.

Después de casi una década de incremento continuado de los recursos, Cataluña ha escalado muchos peldaños en la senda de la excelencia científica, y en algunos ámbitos, como el de la biotecnología, incluso ha podido codearse con los que están en primera línea, rompiendo fronteras. Pero para que eso se convierta en el motor de un nuevo modelo económico, se necesita una masa crítica que todavía no se ha alcanzado. Este es el principal reto que tiene Cataluña por delante.

¿Con qué cuenta para afrontar ese reto? Aunque hay nichos de excelencia en diferentes ámbitos, la biotecnología es, sin duda, el sector que cuenta con más activos y más expectativas de crecimiento. El recuento de existencias indica que la posición de partida no es mala: 435 grupos de investigación, 20 parques científicos, 80 centros de investigación vinculados a universidades y grandes hospitales, entre ellos el Clínic de Barcelona, que figura a la cabeza de España en publicaciones científicas de impacto internacional. El sector industrial asociado a las ciencias de la vida tampoco es desdeñable: 481 empresas de biotecnología, que facturan en conjunto 15.600 millones anuales, y una presencia muy destacada en la industria farmacéutica, pues Cataluña concentra el 46% de todo el sector.

Jordi Camí, uno de los gestores que ha contribuido a consolidar el sistema científico catalán, atribuye a tres factores el hecho de que Cataluña haya podido convertirse en poco tiempo en uno de los polos de conocimiento más activos de Europa: la creación de una red de centros de investigación dotados de autonomía de gestión y organización; la creación del programa ICREA, que ha permitido atraer talento de otros países, y el impulso de grandes instalaciones científicas como el laboratorio de luz sincrotrón Alba, el supercomputador Mare Nostrum y el Centro Nacional de Análisis Genómico. Camí aporta unas cifras que permiten situar dónde estamos exactamente: “Cataluña representa el 1,5% de la población de la UE y el 1,69% del PIB y, sin embargo aporta el 2,98% de la producción científica (datos de 2009). Y ha obtenido el 3,48% de las becas del European Research Council (ERC), unas ayudas a la investigación muy competitivas que solo se conceden a los grupos más punteros. No está mal. Esto indica que estamos en la buena dirección”, afirma.

Las ciencias de la vida, el sector con más futuro | Cataluña | EL PAÍS.

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Peligro: tortugas | elmundo.es

  • Estos reptiles pueden ser transmisores de una infección como la salmonelosis
  • Los niños menores de cinco años no deberían tener estos animales
  • Una adecuada higiene puede evitar que transmitan la bacteria de la salmonela

 

Las tortugas son quizás uno de los animales domésticos preferidos por muchas familias con niños: pequeñas, seguras, bastante limpias… Sin embargo, lo que muchos padres desconocen es que estos pequeños reptiles pueden ser transmisores de una infección como la salmonelosis, especialmente peligrosa para los más pequeños.

Aunque la salmonelosis es especialmente conocida como infección alimentaria, la realidad es que existen otros muchos focos de contagio, y los reptiles son una de ellas. En el caso de las tortugas domésticas, el estrecho contacto con los niños, que las tocan y a veces besan, sin una adecuada higiene de manos, las ha convertido en una preocupación para las autoridades.

En España, este mismo verano, el Departamento de Sanidad del Gobierno Vasco emitió una circular informativa a sus facultativos, recordando que las redes de vigilancia epidemiológica habían detectado entre septiembre de 2010 y octubre de 2011, 11 casos de infección por ‘Salmonella’ (concretamente la variedad ‘Paratyphi B var Java’), nueve de ellos en niños (entre los tres meses y los 10 años de edad).

De todos los pequeños afectados por la bacteria, el 67% había estado en contacto con tortugas acuáticas. Precisamente, esta misma semana, la revista ‘The Journal of the American Medical Association’ señala que en EEUU se han registrado 132 casos en niños entre agosto de 2010 y septiembre de 2011 (con una media de edad de seis años), y el porcentaje que arroja es muy similar al caso español: el 64% de los pequeños había estado en contacto con estos animales.

«Es una cuestión muy desconocida, pero sospechamos que los casos que se ven pueden ser sólo la punta del iceberg», explica el doctor Santiago García Tornel, pediatra del Hospital San Joan de Deu de Barcelona. De hecho, EEUU ha registrado 11 brotes de salmonela por contacto con estas mascotas acuáticas desde el año 2006, con un total de 535 personas afectadas.

Como explica Concha Castells, subdirectora de Salud Pública de Bizkaia, los casos que llegan a los pediatras suelen ser los más graves, «a veces lactantes que no han tenido contacto con ningún alimento que pueda ser el origen el contagio, que ingresan con diarreas con sangre. Pero sospechamos que otros casos esporádicos, con simples gastroenteritis que no requieren cultivos, pasan desapercibidos». En la revista ‘Enfermería Clínica’, por ejemplo, se relata el caso de un bebé de 11 meses que resultó contagiado a través de su madre, que fue la que entró en contacto con el animal (que propaga las bacterias a través de las heces y la saliva).

El problema, admite Castells, es que las tortugas suelen ser portadoras intermitentes de la bacteria en su tracto intestinal, por lo que a pesar de los controles en las aduanas por parte de los servicios de Agricultura, puede ser difícil detectar partidas de animales enfermos.

Por todo ello, los pediatras recomiendan unas medidas básicas para no tener sustos con estas pequeñas tortugas. Evitar estos animales si en casa hay menores de cinco años (embarazadas o personas inmunodeprimidas también son grupos de riesgo), lavarse bien las manos después de manipular al animal, evitar lavar en la cocina el recipiente del animal, desinfectar las superficies por las que se pasee el reptil y no dejar que circule libremente por la cocina o por otras zonas de la casa.

Peligro: tortugas | Noticias | elmundo.es.

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¿Quiénes ganarán los Premios Nobel que se anunciarán la semana que viene? « Francis th’E mule Sciences News

Otra vez las quinielas. Pero tienen morbo, o curiosidad científica, no? Este post de uno de los blogs que sigo es interesante.

Adivinar los ganadores del Premio Nobel es como adivinar la evolución del mercado de valores, los expertos erran tanto como los legos. La dificultad principal es que hay más personas que merecen el premio que las que pueden recibirlo. Ya os comenté las “predicciones de Thomson Reuters para los Premios Nobel de 2012,” 22 septiembre 2012. Lo que parece claro es que el bosón de Higgs requiere un Premio Nobel de Física, pero que este año no le será concedido pues las nominaciones acabaron en febrero, antes de su descubrimiento; si Peter Higgs fue nominado para el premio de este año, no lo sabremos hasta dentro de 50 años, cuando se hagan públicas todas las nominaciones. Aún así, también parece claro que este año los ganadores disfrutarán de menos dinero que el año pasado, pues la Fundación Nobel rebajó el dinero del premio en un 20 por ciento hasta los 8 millones de coronas suecas (unos 0,93 millones de euros).

Premio Nobel de Medicina 2012 (el lunes 8 saldremos de dudas): Los japoneses Kazutoshi Takahashi y Shinya Yamanaka merecen el Nobel por haber descubierto las células iPS (células madre pluripotentes inducidas), es decir, cómo revertir el proceso de diferenciación celular en los mamíferos y cómo reprogramar células ya diferenciadas para devolverlas al estado de las células pluripotentes. Su trabajo supone un importante avance para la medicina regenerativa. Aunque el premio Nobel de 2007 fue concedido a un tema parecido, la producción por ingeniería genética de ratones knockout, creo que el trabajo de Takahashi y Yamanaka merece un nuevo premio.

Premio Nobel de Física 2012 (el martes 9 saldremos de dudas): Los suizos Michel Mayor y Didier Queloz merecen el Nobel por haber descubierto el primer planeta extrasolar en 1995, llamado 51 Pegasi b. A día de hoy se conocen 839 planetas en 662 sistemas planetarios y este número sigue creciendo día a día (más aún, la búsqueda de exoplanetas está de moda gracias al satélite Kepler de la NASA).

Vera Rubin es una firme candidata este año por su descubrimiento de la materia oscura en las galaxias gracias a las curvas de rotación galáctica (quizás la acompañen Marc Davis y Joel Primack). Hay que recordar que tiene 84 años y que solo dos mujeres han obtenido este galardón (Marie Curie en 1903 y Maria Goeppert-Mayer en 1963). Ya va siendo hora de que otra mujer lo vuelva a obtener y Rubin es una apuesta casi segura.

Finalmente, los amantes de la física cuántica siempre apostamos por Alan Aspect (Francia), John Clauser (EEUU) y Anton Zeilinger (Austria) por su estudio el entrelazamiento cuántico y la verificación de las desigualdades de Bell; hay mucha gente trabajando en computación cuántica que desea que estos tres físicos obtengan el Nobel, aunque también hay mucha gente trabajando en estado sólido y materia condensada que tiene otros candidatos.

Premio Nobel de Química 2012 (el miércoles 10 saldremos de dudas): Los estadounidenses William Moerner y Allen Bard lo merecen por el desarrollo de la espectroscopía monomolecular en 1989, una técnica que ha permitido observar moléculas de forma individual. Un descubrimiento revolucionario con multitud de aplicaciones, como ya nos comentó César @EDocet; podría acompañarles el francés Michel Orrit.

Juguemos a las pitonisas, ¿quiénes ganarán los Premios Nobel que se anunciarán la semana que viene? « Francis thE mule Sciences News.

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